Capitulo 46

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Sabrina.

Denver...

Ya estamos en Denver y mis hermosas mini vacaciones se han acabado, es increíble como me acostumbré a Los Ángeles en tan solo una semana y cada día fue espectacular: El recorrido por el Muelle Santa Mónica, la despedida de solteras, la boda de Andrea, El día en la playa, Disneyland, etc...

Sin duda necesitaba esta felicidad.

Dejo mi equipaje en mi habitación junto a mi cómoda mientras me pongo una pijama y me acuesto a dormir en mi cómoda cama que si pude extrañar y sin darme cuenta me quedo dormida.

                            –*~~*–

Mi celular comienza a sonar y me hace despertar. Entre el sueño y mundo real comienzo a buscar mi celular en la cama lo cuál no se encuentra en ella. Me había olvidado que lo dejé en la cómoda para así cuando suene la alarma pararme de la cama y poder despertarme completamente.

Apago la alarma y voy a el baño a lavarme los dientes, miro mi reflejo en el espejo, lavo mi cara para luego salir del baño.

Bajo las escaleras con cuidado para no ocasionar mucho ruido ya que mis padres están durmiendo y Amelía igual. Busco pan en la alacena y pongo dos rebanadas con mantequilla en la tostadora mientras hiervo un poco de agua para hacer un té de manzanilla.

Mis ojos se posan en el reloj de la cocina que marcan las 10:30A.M. Le hecho un vistazo a mi celular y justo entra una llamada que me hace dar un pequeño brinco del susto.

—¿Hola? —contesto la llamada de Matteo.

—Hola Brina... ¿Crees que podamos vernos hoy? —dispone y me quedo un poco sorprendida.

—Si, está bien —accedo y puedo saber que en su rostro se ha dibujado una sonrisa.

—Hoy en la tarde en Starbucks ¿Te parece? —sugiere y cierro el grifo del agua.

—Vale, te veo allá —cuelgo la llamada, me sorprende que Matteo me haya llamado. Pienso que es para un tema serio pero, es Matteo no creo que tenga algo importante de que hablarme... O tal vez si.

Saco las rebanadas de pan de las tostadoras y enciendo la cocina poniendo a calentar un sartén. Hago unos huevos revueltos y me sirvo para poder desayunar.

Termino tomar mi té y lavo los platos. Puede que físicamente mi cuerpo esté en mi casa pero mentalmente se encuentra en Los Ángeles aún.

Me dirijo a la casa del árbol para escribir un poco en mi diario sobre todo lo que hemos pasado en Los Ángeles. Estaré pensando solo en ello hasta que se acabe la magia de Disney.

                          –*~~*–

Me encuentro en Starbucks esperando a Matteo, miro mi celular y la bandeja de entrada. No he recibido ni un mensaje de Tomás y me preocupo un poco por ello.

Ordeno una malteada y en eso miro al atractivo chico de piel blanca, alto, de cabello negro y sonrisa irresistible. Es Matteo quien se dirige a mi mesa ganandose las miradas coquetas de algunas chicas.

—¡Hola Brina! ¿Cómo estás? —saluda con un beso en la mejilla y yo sonrío amable.

—Bien gracias a Dios ¿Y tú? —se sienta al frente de dejando su celular encima de la mesa junto el mío.

—Bien gracias... ¿Y qué tal están las cosas con Tomás?—me mira a los ojos.

—¡Bien! todo super... Ayer llegamos de Los Ángeles— tomo de mi malteada y el sonríe de media boca.

—Ya lo sabía... —lo miro un poco sorprendida  —Kendall nos lo comentó.

—¿A qué te refieres? —la sonrisa desvanece de mi rostro al escuchar el nombre de Kendall.

—No me refiero a nada, solo digo que ella así lo comentó —no me cabe duda de que Tomás y Kendall hablaron justo después que llegáramos.

—Okay... ¿Y tú?, ¿Qué tal estás con la universidad? —pregunto para evitar hablar de Kendall o de Tomás.

—Bien, aunque ahora estoy trabajando. Mi padrastro tiene un taller en el cual estoy trabajando ahí.

—Eso suena genial —sonreímos y nuestras miradas se encuentran. Tiene unos lindos ojos color miel. Aparto mi mirada pero el sigue mirándome.

Conversamos un poco sobre la vida y las vueltas que da, la verdad que cada que conozco más a Matteo me agrada aún más: Su personalidad, sueños, metas, logros, etc...
A pesar de todo es un chico interesante.

—Bueno creo que ya es tarde, me tengo que ir—aclaro un poco mi garganta y tomo mi celular.

—¿Te acompaño ?—se ofrece pero niego con la cabeza.

—Tengo auto —muestro las llaves de mi auto y el sonríe.

—Bueno... vale, nos vemos luego —salgo de Starbucks y voy al estacionamiento por mi auto.

                                –*~~*–

Estaciono mi auto frente a mi casa, ya es de noche y espero dormir temprano por que mañana tengo que ir a la universidad.

Mi celular comienza a sonar pero esta vez de una forma diferente. ¡Oh mierda! este no es mi celular, es el celular de Matteo.

¿Contesto o no contesto?.

"TE ESPERARÉ EN LA CASA DEL ÁRBOL". ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora