Capitulo 51

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Amelía.

Dylan y yo después de unas horas tomamos la decisión de contarle a mis padres esta situación, y la verdad es que me siento aterrada. Me imagino la reacción de mi padre cuando se entere... No quiero que tenga un infarto nuevamente, no por mi culpa.

Mis ojos se posan en el jarrón de porcelana azúl que está frente a mi en una mesa de cristal con jazmines. Escucho las fuertes pisadas de mi padre bajado las escaleras junto a mi mamá y el estómago se me revuelve.

Dylan me toma fuerte de la mano y sé que puede saber como me siento, incluso hasta creo que siente la misma sensación incomoda que está corriendo por mi cuerpo.

La cabeza comienza a darme vueltas, un dolor insoportable en ella comienza, y temo que sea por el hecho de hablar sobre mi embarazo con mis padres.

—Tranquila —dice Dylan en un susurro y dejo caer mi cabeza en su hombro.

—¡Dylan! Que gusto tenerte una vez más por acá —mi madre le regala una sonrisa cordial mientras se sienta frente a nosotros en un sillón y mi padre sin decir alguna palabra se sienta en el otro sillón que está a una distancia de ella.

—El gusto es todo mío señora Damira —Dylan estrecha su mano con la de mi madre y unos cuantos cabellos cortos se colan en su cara —Señor Yubert un gusto verlo nuevamente —extiende la mano a mi padre pero el no se digna a estrecharla con Dylan manteniendo su postura con los brazos cruzados.

—Vamos al grano del asunto, no me gustan los rodeos —la voz de mi padre es gruesa con un tono frío, mucho más de lo común.

—La verdad es que es un asunto muy delicado y por eso queremos que lo tomen con calma —el corazón se me acelera a mil mientras Dylan prosigue hablando —Yo estoy dispuesto a...

—Estoy embarazada — me escucho decir a mi misma y no puedo creerlo. Dylan me mira y menea la cabeza dejando escapar un suspiro.

—Ya lo sospechaba —mi madre hace una sonrisa de lado mientras mi papás frunce el ceño.

—La verdad, no me sorprende que después que divulgar las fotos de mi hija hace unos meses ahora te salga con una barriga —dice tenso y Dylan aprieta la mandíbula.

—Papá...

—¡Y tú!... Creí que eras más inteligente —me mira con desaprobación y dejo escapar un sollozo —Me has decepcionado Amelía, te dimos toda la libertad a ti y a tu hermana y mira con que nos sales.

—¡Yubert! —protesta mi madre dándole una mirada asesina y el se encoge de hombros.

—¡Papá!... No soy una niña, tengo diecinueve años ya estoy bastante grande para hacerme cargo de mis acciones. Si no me vas a apoyar, está bien, no lo hagas... Pero no necesito que me estés reprochando siempre por mis errores.

Salgo de la sala rápidamente y subo las escaleras mientras unas cuantas lágrimas escapan de mis ojos.

Mi padre a veces puede ser un papá que todos desearan tener, pero puede que siempre arruine todo con sus actitudes.

Yo reconozco que he fallado, no estaba esto jamás en mis planes, pero se supone que me deberían comprender, ellos tambien fueron jóvenes y deberían saber lo que se siente.

Créanme que he evaluado la posibilidad de abortar, pero, mi mente imagina el hecho de que yo fuí producto de una violación y sin embargo mi madre biológica me tuvo y estoy feliz con la familia que tengo y sin pensar lo doloroso que fue para ella habría preferido que me abortara. Yo quedé embarazada no por una violación si no porque no me cuidé al momento de tener relaciones con Dylan así que no, no creo que me permitiría hacerlo y ni siquiera yo misma me lo permito.

Me acuesto en mi cama observando las paredes rosadas y me arropo con mi edredón de algodón. Sin fuerzas, sin ánimos, sin ganas de nada, caigo en un profundo sueño del cual deseo no despertar.

                            —*~~*—

Me despierto a las horas de la madrugada, mis pies rozan con el piso frío hasta que me pongo mis pantuflas calentitas.

Todos parecen estar durmiendo. Bajo las escaleras sosteniendome del pasa manos, escalón por escalón. Me dirijo a la cocina con mucho cuidado tratando de no hacer nada de ruido pero apenas puedo ver por que las luces están apagadas.

Puedo ver la luz de la cocina encendida y la puerta abierta, me detengo en el marco de la puerta mirando de brazos cruzados a el señor que está de espalda frente a mi que todavía no ha notado mi presencia. Lo escucho gimotear y mi corazón se arruga como un papel, ¿Qué hace aquí en la cocina? y ¿Por qué está llorando?.

—Papá —logro decir un poco conmovida.

No dice nada solo guarda silencio. Típico de persona orgullosa. Me acerco a el viendo su buzo de pijama que llega hasta el suelo y luego alzo mi mirada encontrándome con esos ojos grises hinchados y entristecidos.

—¿Por qué lloras? —lo miro con desconcierta —¿Ha pasado algo?.

—Si Amelía —afirma con nostalgia —. Me has pasado tú... Tienes razón, ya no eres una niña, ahora Brina y tu son unas mujeres. Como olvidar cuando corrían por toda la casa donde vivíamos cuando eran unas niñas de cinco años, cuando rayaban las paredes con colores y crayones, cuando jugábamos las escondidas o armabamos rompe cabezas —recuerda y no puedo evitar ponerme sentimental —. Sus primeras palabras, cuando dijeron "¡Papá!" Por primera vez. Ese día me sentí pleno y orgulloso de tener por hijas a dos princesas como ustedes, las cuales sin darme cuenta ya han crecido y ya están enamoradas —los ojos de papá están llenos de lágrimas mientras las mías ya están descendiendo —Y ahora seré abuelo.

—Papá...— mi voz es débil y quebrantada.

—No digas nada Amelía. Perdóname por todo lo que había dicho en la tarde, estaba enojado, no quería lastimarte y ahora mucho menos que llevas un bebé en ti. Espero no estar de viaje cuando diga sus primeras palabras, cuando diga ¡Abuelo! Y salga corriendo a mis brazos, para malcriarlo... Me había imaginado a mis nietos, pero jamás pensé que algún día lo iba a tener y mucho menos ahora —lo abrazo fuertemente dejando caer mis lágrimas.

—Así esté con Dylan o con cualquier otro chico que no sea el, aunque la verdad no lo creo, tu, siempre serás el hombre de mi vida. Mi más gran amor. Te amo papá—digo solloza.

—Y yo siempre te amaré a ti hija.

"TE ESPERARÉ EN LA CASA DEL ÁRBOL". ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora