Capítulo 14
Amelia.
Siento que estoy viviendo una pesadilla...
Mi padre está hospitalizado por mi culpa, ha sufrido un leve infarto y lo único bueno que puedo rescatar es que los médicos ya nos dieron la noticia de que mi padre ya está fuera de peligro.
Me siento apuñalada. Las lágrimas no dejan de caer. ¿Como me pudo traicionar?, ¿¡Como me pudo hacer esto a mi?!. Creí en Dylan, confíe en el, ¿Como pudo exponer mis fotos intimas?.
Si, Dylan...
—Iré a casa a ducharme y cambiarme de ropa— comunico.
—Voy contigo— se apunta Sthep.
—¡Vamos!, las llevo— dispone Francisco.
Brina asienta con la cabeza. No me ha dirigido la palabra desde que llegamos al hospital. Hoy ha sido el día más oscuro en mi vida, y con eso me refiero que nada ha salido bien últimamente. Lo único que quiero es descansar, demasiados problemas el día de hoy como para tener más.
–*~~*–
Estamos en el auto de Francisco, Sthep está en completo silencio y yo estoy contemplando la luna a través de la ventanilla del auto.
—Ame... Sé sincera— Sthep hace una pausa —¿Le enviastes tus fotos intimas a Dylan, verdad?— pregunta manteniendo la calma y Francisco la mira. Mis ojos se llenan de lágrimas y digo la verdad.
—Si, únicamente a el— confieso y mi voz se pone aguda —Confíe en el y me traicionó.
—No tenías que haberlo hecho— me recuerda y Francisco estaciona el auto.
—¡Lo sé, joder!— grito bajando del auto y ya estoy harta. Se que hice mal pero ¿Quien no se equivoca? —Pero entiende Sthep, ¡Entiende!, ¡Estoy enamorada de el!.
Sthep mira atrás de mí con ojos abiertos como plato y me doy la vuelta para ver que mira o a quien mira.
Es Dylan... Está aquí.
Sus ojos están llenos de lágrimas las cuales comienzan a caer.
—¡Todo es tu culpa!— grito y lo señalo caminando hacia el— ¿¡Por que me has echo esto!?. Yo confié en ti!, ¡Confié en ti cobarde de mierda!— le recuerdo decepcionada mientras le doy golpes en su pecho.
–Amelia...— dice derrotado.
—¡Ya no me busques!, ¡Ya no me llames!— grito y se me acaban las fuerzas —¿Querías acabar conmigo?, porque si era tu propósito, felicidades, lo conseguiste— digo solloza.
-¡Amelia, espera!, ¡Perdoname!— ruega mientras lo ignoro caminando a mi casa —¡Yo no hice nada de esto, créeme!.
-¿¡Creerte Dylan!?, ¿Enserio quieres que te crea?— me detengo recuperando un poco de fuerzas para gritar —¡Eres el único a quien le he enviado esas fotos!. ¡No seas idiota!.
—¡Pero te prometo que yo no lo hice! ¡Joder!—asegura y no sé si creerle.
—¿¡Quien pudo ser si solo tu tenías mis fotos!?. ¡Confié en ti Dylan!—Mis lágrimas no cesan y el frío está invadiendo mi cuerpo.
—¡Amelia jamás haría algo así!, ¡Yo te amo!— lágrimas corren por su rostro y su voz se quebranta —¡Te amo!, ¡Estoy enamorado de ti!— mi corazón se acelera. Un gran silencio nos invade.
—Lo siento mucho Dylan, pero... Ya es muy tarde como para decirlo ahora— digo secando las lágrimas que corren por mis mejillas.
—Amelia...— se acerca —No hay nadie a quien yo ame como a ti te amo— confiesa —. Y no es tarde, se que tu tambien me amas— toma mis manos y les da un delicado beso —Si necesitas un tiempo yo te lo daré, pero no me digas que es demasiado tarde, porque así pasen mil años siempre te amaré a ti— no puedo evitar abrazarlo y recibir consolación en sus brazos. Lo amo, lo amo y le creo.
Sus dulces labios besan los míos de una forma delicada y puedo sentir cada movimiento de su boca en la mía.
Por un momento me siento feliz, por un momento la tormenta en la que me encuentro desaparece, y el es el único que puede lograr que eso pase.
–*~~*–
Sabrina
Salgo un momento del hospital para tomar aire, es necesario. Estoy exhausta ha sido un día muy agotador para mí y sé que para Amelía también.
Ha cometido un muy grande error y lo sabe, sé que esas fotos se las ha enviado al idiota de Dylan. Pero conozco a Dylan y sé que jamás compartiría fotos intimas de Amelía con otras personas. No sé que pudo haber ocurrido.
Sin querer tropiezo con un chico en la salida o entrada como sea, odio los hospitales. Últimamente camino tan distraída que no me fijo por donde voy.
—Disculpa— digo con un tono de voz muy débil.
—Tranquila chica fácil— dice el chico con camiseta negra y vaqueros del mismo color que es con quién me he tropezado y me doy cuenta que es Tomás.
Espera, ¿Tomás?
Sus ojos encuentran los mios y el me abraza inmediatamente. ¡Esto era justo lo que necesitaba! un abrazo. Mis ojos se llenan de lágrimas que comienzan a caer. Sus brazos son tan cálidos que podría quedarme en ello toda la noche.
—¿Que haces aquí?— pregunto y el seca mis lágrimas con la yema de sus dedos delicadamente.
—No podía dejarte sola en un momento tan difícil como este— responde dándome como regalo una pequeña sonrisa.
—Gracias— agradezco por que está aqui conmigo y sus ojos se iluminan.
—¿A dónde ibas?— pregunta.
—Solo quería salir a tomar aire por un momento— comento.
—Que te parece si vamos a la cafetería que está aquí al frente— propone y señala la cafetería que está a la vista.
—Está bien— acepto.
Cruzamos la calle y entramos a la Cafetería "Coffee house". Hay unas cuantas personas en este sitio y el olor de café es tan provocativo. Mis ojos observan el color negro de las paredes y los cuadros muy llamativos que captan la atención de todo el que llega a este lugar. Nos sentamos en la barra y una chica uniformada con una sonrisa amable se acerca a nosotros.
—¡Hola!, ¿Van a ordenar algo?— nos pregunta.
—Emm... si, ¿Que deseas?—Tomás me pregunta y pienso unos pocos segundos.
—Un capuchino— pido.
—Que sean dos capuchinos por favor— ordena Tomás educadamente y la chica lo apunta en una pequeña libreta y se despide.
—¿Como te encuentras?— pregunta con dulzura.
—Mal, debes saberlo— dejo salir un bostezo y con mis mano tapo mi boca.
—Lo siento— baja la mirada.
—No te preocupes— digo y hago una sonrisa de boca cerrada.
El silencio reina entre nosotros
—Sé que fue lo que pasó— suelta.
—¿De que hablas?— lo miro incierta.
—Fue Maritza, ella hizo repercusión en las redes sociales con las fotos de Amelia— confiesa y yo lo miro de reojo
—¿Y tu... Tu como sabes?— aún no me cabe en la cabeza de que Maritza pudo haber hecho eso —¿Estás seguro que fue ella?.
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"TE ESPERARÉ EN LA CASA DEL ÁRBOL". ©
Novela JuvenilSabes que nada dura toda la vida, puede que esto sea solo una ilusión, en cualquier momento desaparecerá y todo volverá a ser igual. . . . . . . Todos los derechos de esta historias están reservados a Gili Jiménez. Cualquier tipo de copia será sanc...