Sabrina
Estoy completamente impactada, no puedo creer lo que me acaba de mostrar Sthep ¡¿Por que Amelia ha hecho esto?!.
—¿Quien te envió eso?— pregunto desesperadamente.
—Todos me están enviando lo mismo y haciendo preguntas— responde Sthep preocupada.
Me acerco a mi casa y toco el timbre una y otra vez impaciente.
—¡Voy!—puedo escuchar a mi padre y abre la puerta.
Entro y corro a las escaleras y Sthep y Francisco vienen atrás de mi, paso por mi habitación buscando mi celular. Entro a mi Whatsapp y tengo cientos de mensajes y son los mismo que le llegaban a Sthep.
Fotos y mas fotos.
Entro a la habitación de Amelia sin tocar la puerta y está dormida. Tomo una almohada algo indignada y la golpeo con esta para que se despierte.
—¿¡Que quieres!?— Exclama fastidiada.
—¿Se puede saber que esto?— le muestro las fotos que me están enviando.
—Yo-yo... Yo te puedo explicar esas fotos— tartamudea nerviosa.
—¿Que fotos?— la voz de mi padre me toma por sorpresa y volteo a mirarlo, está parado en el marco de la puerta y entonces se acerca a nosotras.
Los ojos de Amelía se pone aún más nerviosa y se me hace un nudo en la garganta. No quiero mentirle a mi padre pero tampoco quiero que se entere de esta desgracia. Amelia con su mirada me suplica que no diga nada pero me veo en la obligación de hacerlo, pero sin embargo no lo hago.
—No, nada— doy una bofetada al aire restándole importancia. Amelia parece estar aliviada. Mi padre se acerca a mi y me arranca el celular de las manos inesperadamente.
Mi padre mira las fotos y lo tira en la cama, pasa las manos por su rostro quedando algo pensativo mientras sus ojos se llenan de lagrimas.
—¿Como pudistes hacer esto Amelía?— interroga mi padre señalando mi celular.
Amelia está llorando en silencio y mis ojos se llenan de lágrimas que no puedo contenerlas.
_¿¡En que te he fallado!?, ¿¡En que les he fallado!?— exclama mi padre en llanto.
—¡Perdoname papá, no es tu culpa!— ruega Amelía solloza.
—¡Como se te ocurre mandar fotos desnudas!, ¿¡Estás loca!?. ¿¡Te hemos educado tanto para esto!?— mi padre no para de regañar a Amelía entre llanto.
Mientras Francisco, Sthep y yo observamos en silencio.
—¡Lo siento mucho papá!— Amelia grita y no para de llorar.
—¡Estoy muy decepcionado de ti!— demanda mi padre.
Un silencio reina en la habitación y pocos segundos después veo a mi padre desplomarse cayendo al suelo. Sthep, Francisco y yo corremos a el asustados.
—¿Papá estás bien?— pregunto alterada pero no responde.
—¡¿Papá?!— dice Amelía se acerca con voz temblorosa.
Lo muevo y le doy algunas pequeñas bofetadas en su mejilla sin fuerza pero no reacciona.
—¡Llama rapido a una ambulancia!— Francisco le toma el pulso y ordena alarmado
—¡Papá, no!. ¡Responde papá!— grito mientras mi voz se rompe y Sthep llama a una ambulancia.
—¡Todo esto es mi culpa!, ¡Es mi culpa!— Amelía llora desconsoladamente mientras toma a mi padre entre sus brazos.
—Ya llamé a la ambulancia, vienen en camino— informa Sthep con algunas lágrimas en los ojos.
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"TE ESPERARÉ EN LA CASA DEL ÁRBOL". ©
Ficção AdolescenteSabes que nada dura toda la vida, puede que esto sea solo una ilusión, en cualquier momento desaparecerá y todo volverá a ser igual. . . . . . . Todos los derechos de esta historias están reservados a Gili Jiménez. Cualquier tipo de copia será sanc...