🚫 C A P Í T U L O 2 2 🚫

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—¿A qué se refiere? —La mirada de doña Matilde se volvió adusta—

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—¿A qué se refiere? —La mirada de doña Matilde se volvió adusta—. ¿Alguien quiere atentar contra la seguridad de mi familia? ¿Contra nuestra vida? ¿Quién? ¿Quiénes? —preguntó la mujer con preocupación mientras que, como corolario a la tensión que empezaba a palparse en el ambiente, la luz de las luciérnagas empezaba a apagarse.

—Ha sabido usted de los incendios que ha habido últimamente en algunas iglesias de Málaga capital, en las fincas de Pizarra...

La señora asintió con la cabeza, aunque seguía sin comprender a dónde iba el curso de la conversación.

—En Alhaurín —continuó Lucas—, incluso en Cártama misma, cuando quemaron la finca de los Morente, «Las ilusiones»...

—Espere un segundo, doctor. —Matilde alzó la mano—. ¿Qué tiene que ver todo esto nosotros? No son más que peleas de grupos políticos y demás. No son más que unos adultos disfrazados de chiquillos que juegan a ver quién es más gamberro que el otro. Mi familia se mantiene al margen de eso.

—Sí, pero...

—Julián detesta todo ese lío. Siempre que en las reuniones familiares sus primos y demás parientes lo llamaban a unirse a su causa, es el primero en negarse. A nosotros solo nos importa nuestros negocios y ya está.

—Pero...

—Es una lástima que haya habido una pérdida de vidas humanas, lo admito, pero eso es porque cada quien solo quiere hacerse del poder y ninguno quiere ceder.

Volteó su mirada con dirección a las luciérnagas, en búsqueda del espectáculo que la distraía de los pormenores y demás problemas —junto con desgracias—, de los que había tenido conocimiento meses atrás. Si alguna palabra podría describir a doña Matilde era el ser una niña en el cuerpo de una adulta.

—El otro día, en un almuerzo que tuvimos en Antequera por el aniversario de unos tíos, dos primos de Julián casi se matan a golpes. Que uno está avergonzado de su apellido... Que otro está implicado en la muerte del primo ese que murió, Fernando. —Meneó la cabeza en señal de desaprobación—. No sé a dónde ira a parar este país. Ni con la dictadura estaban contentos, ahora que está la república que tanto reclamaban, se matan entre ellos. ¿Qué es lo que coño quiere esta gente, doctor? ¿Qué? Porque yo no lo sé.

—Un mundo mejor, supongo.

La mujer sonrió de manera socarrona.

—Usted me recuerda a cuando era más joven, ¿sabe? Era soñadora, idealista, quería vivir en un mundo en el que yo pudiese decidir con quién casarme. —Sonrió con tristeza al evocar viejos recuerdos.

Cuando Matilde tenía veinte años, sus padres le informaron que la habían comprometido con Julián Soto, el heredero de una reputada familia de Málaga, vinculada al comercio textil. Entonces, a ella le interesaba un modesto joven, hijo del chofer de su familia. Sin embargo, nunca se opuso al compromiso que sus padres habían arreglado. La habían criado para aceptar todo lo que sus progenitores le ordenaban y posteriormente, a quien sería su futuro marido. Y aunque cuando se casó, don Julián siempre la había tratado con amor, de vez en cuando se preguntó qué hubiera pasado si hubiera tenido oportunidad de elegir su destino. Posteriormente, cuando en los últimos años vio ciertos avances que habían logrado las mujeres (como la obtención del derecho a voto, la inclusión de aquellas en nuevas carreras universitarias y demás) deseó más de una vez haber nacido veinte años después.

La paciente prohibida [LIBRO 1] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora