—Bueno, creo que esto bastará para que todo esté en orden. Volvamos a Monda.
Lucas ayudó a cargar los cestos de ropa y demás en la tolva del coche. Cuando vio que no faltaba nada más, extendió su mano para ofrecerle su ayuda a Catalina.
—¿Qué pasa? ¿Se quiere quedar en Cártama? —preguntó al tiempo que una hermosa sonrisa dibujaba su rostro.
La joven no sabía si aceptar o no su ofrecimiento. Si bien hasta pocos días atrás había aceptado de buena gana que la ayudase a movilizarse, ahora que era consciente del sentimiento que nacía en su interior, el más leve contacto con el médico revolucionaba su corazón.
—No, qué va. Ya no tengo nada que hacer aquí...
—¿No nos va a volver a visitar? —le reclamó Josemi, que se hallaba más allá.
Se había despertado temprano ese domingo por la mañana, algo poco usual en él, y solo para tener oportunidad de volverla a ver.
—No... no sé —le contestó la requerida.
—Se le va a echar de menos, doña Catalina —añadió con tristeza.
—Gracias por su hospitalidad y por toda su ayuda —refirió la joven al tiempo que hacía un gesto de despedida con la mano.
—¿La puedo visitar en Monda?
Josemi avanzó unos pasos hasta ponerse delante de Catalina, para nerviosismo de la muchacha y recelos del médico.
—No quiero sonar impertinente, pero no me contestó cuando le pedí permiso para cortejarla.
Lucas lo miró de reojo e hizo una mueca de fastidio. Dicho gesto no pasó desapercibido para el joven campesino, quien se acercó, con mayor decisión todavía, hacia la paciente.
—¿Me da permiso de ir a Monda para visitarla? —habló con el tono más galante que podía.
—Necesita pedirle permiso a sus padres o hermanos mayores para ello —se apresuró en intervenir Lucas—, pero será imposible porque, como recordará, ella sufre de amnesia. No recuerda nada de su familia y hasta la fecha nadie ha reclamado por ella.
Josemi entrecerró los ojos. Se dio cuenta de que el médico era un rival difícil de roer.
—Entonces, hasta que doña Catalina no recupere la memoria o aparezca alguien que la conozca, usted sería algo así como su cuidador, ¿no?
Lucas se encogió de hombros.
—Supongo que sí. Ella está bajo mi cuidado y el de doña María, por lo que...
—¡Deme permiso para cortejarla, doctor! —habló muy decidido, dejando a todos los presentes sorprendidos.
Se había retirado el sombrero para hacer su petición, lo que significaba que iba muy en serio con ella.
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La paciente prohibida [LIBRO 1] ✓
Ficción históricaUna mujer de la alta sociedad malagueña escapa de la violencia física de su marido, encontrando la calidez y amor en un bondadoso doctor, en medio de la agitada España de la década de los 30'. 🚫 🚫 🚫 🚫 🚫 🚫 🚫 Catalina es una mujer de la alta so...