Cap. 30 Tabú

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Hermione parpadeo para disipar la niebla borrosa del sueño e intentó enfocarse. Lo había sentido antes de verlo, algo en su mano que no le pertenecía, y frunció el entrecejo cuando se dio cuenta del juego extra de dedos entrelazados con los de ella. La luz en la carpa era débil; una pequeña llama fulminante verde azulado en una lámpara en la esquina; pero ella supo al instante qué mano estaba sujetando la suya, y siguió el brazo hasta el rostro dormido de Ron.

Sacó la mano tan rápido, que el codo chocó con su cadera. La tentación de sacudir a Ron para que se despertara y darle un sermón sobre la decencia de mantener sus manos en su lugar vino a su mente, pero el pensamiento paso y de pronto ella estaba muy alerta e inquieta. Abandonó la idea de intentar volver a dormir y se levantó de su catre, salió de puntitas afuera de la carpa y decidió buscar a Harry, quien estaba de guardia esa noche.

Lo vio a varios metros de su campamento, apoyado contra el tronco de un árbol de roble sin vida y cuando la luna se reflejó en sus gafas, supo que la había visto. Él había estado determinado en evadirla desde su confesión sobre Draco y pensó que tal vez se levantaría y se iría, pero sus hombros se hundieron y dejo escapar un resoplido que se había convertido en una fría niebla mientras ella se acercaba a él. Había cosas que necesitaban decirse; una amistad agrietada que necesitaba ser reparada.

— Hola — dijo ella dócilmente, sentándose en frente de él

— Hola — dijo en forma de eco, y la incomodidad entre ellos la hizo estremecerse. — Hermione...

— Quiero preguntarte...

— Yo también tengo preguntas — la interrumpió, mirando casi nervioso. — Yo, em, primero me quiero disculpar por estar distante contigo en esta última semana...

El alivio la abrigó. — Está bien.

— Es solo que... fue algo muy sorprendente... bueno, todavía sigue siendo sorprendente, y yo...

— Lo sé — asintió ella. — Entiendo...

— Bueno, ese es mi problema — dijo Harry. — He estado pensando sobre eso, y sigo sin entender, y creo que necesito que tú... sí, necesito que me lo expliques.

—¿Quiere que te diga lo que sucedió? ¿Entre Draco y yo?

— Quiero escuchar tu razonamiento — murmuró él. — Eres la persona más inteligente que conozco, así que si tal vez me explicas, me puedes dar un poco de sentido.

Ella se mordió el labio. — No... no estoy segura como...

— ¿Hace cuanto? — comenzó. — ¿Hace cuanto has... tenido sentimientos por él?

Ella fue al recuerdo del primer beso que había compartido con Draco; ese extraño día con la picadura de abeja cuando había salvado su vida, y ella había tocado su rostro tan desvergonzadamente, y luego había sucedido. Ese había sido el catalizador que la absorbió en la vida de Draco. Ese momento insensato había cambiado todo.

— Noviembre — murmuró ella distante, recordando los vientos. — Comenzó en noviembre.

— Está bien — dijo él. — ¿Y cómo?

Ella regreso en el tiempo de nuevo, pensando en todos los pequeños eventos que habían construido ese momento fatídico; desde sus miradas persistentes, hasta las altas horas de la noche sobre el sillón con chocolate caliente. Desde él leyéndole libros Muggles, a ella preparándole sus comidas. Desde el ataque de pánico que tuvo él cuando ella no regresó, hasta ella que cortó las manos de ambos y mezcló su sangre. Desde cada mirada prolongada hasta cada toque curioso.

Desde la tolerancia, a la curiosidad, a la lujuria, y luego al amor.

La vida no es más que una serie de eventos inconsistentes que formaban algo hermoso o trágico. A veces ambos.

Aislamiento - Draco x HermioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora