Cap. 10 Sabor.

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No era nada.

Apenas era una cosa.

Pero era una cosa muy hermosa.

Sólo un pequeño choque de respiraciones, los ojos estaban completamente cerrados cuando el labio superior de Draco cayó entre los de Hermione, y su lengua atravesó el labio inferior. Sólo era una pequeña conexión de carne y el sabor duró sólo los dos clics que el reloj dio, antes de que la realidad y la crueldad los hiciera pedazos.

Los salvajes ojos grises se abrieron de golpe, y Draco se lanzó lejos, escondiendo su rostro entre sus manos como si lo hubieran regañado; luchaba fuera de ella con movimientos frenéticos. Su pecho subía y bajaba con confusión y el shock quemándole los huesos, golpeándole su cráneo. Podía oír su jadeo también, y sus ojos se fueron a la piel expuesta del estómago, cómo esa jodida contracción de lujuria le golpeaba de nuevo en la ingle.

Todo estaba volviendo de nuevo a él; la vista, el sonido, simplemente más allá de ella. Miró hacía abajo y frunció el ceño al tubo para alergia vacío en su control, y ni siquiera se había dado cuenta de cuándo la había empujado para alejarla aunque en realidad la había acercado de nuevo. Chasqueó la lengua con asco, echándole la culpa por haberlo arrastrado a esta situación. A esta vil y repugnante situación.

¿Cómo pudo haber permitido que esto pasara?

¿Cómo pudo Granger haber permitido que esto pasara?

¿Y por qué DEMONIOS ella no decía o no hacía nada?

Todo lo que cortaba el silencio entre ellos era su volátil y desconcertante respiración. Podía aún saborearla en su boca; su labio superior apenas si lo chupaba. Apresuró a arrastrar la parte posterior de su brazo contra su boca, repitiéndolo varias veces hasta que la fricción empezó a quemar.

Con una mirada horrorizada que le brindó a Granger, quien aún se estaba congelando en el piso, se levantó y se tropezó a su habitación, dejando sólo el golpe estridente de su puerta para que le recordara que estuvo allí.

Pudo haber sacrificado toda la herencia Malfoy para poner un muro entre ellos, pero tendría que hacerlo. Por lo menos, no podía verla ahora, pero la lengua y la nariz aún zumbaban con su esencia, y no sabía si quería hundirse en la dicha de eso, o bloquear sus fosas nasales y arrancar su propia lengua para librarse de ella.

Estaba vibrando de ira y mortificación, su rostro estaba cubierto por las palmas de sus manos como un recordatorio de los labios de Granger y su piel desnuda, le pulsaba en la parte posterior de sus párpados. Un gruñido retumbó en la parte delantera de su garganta, burlándose de las amígdalas, mientras trataba de borrar las imágenes y esconderlas en fondo de su cerebro, pero esas escenas se mantenían allí; no lo dejarían en paz. Merlín, la odiaba. Se odiaba. Odiaba cada jodido detalle del evento que lo había dejado humillado y degradado en el incidente.

Draco sabía que se había vuelto loco. En realidad era un pensamiento gracioso; nunca se había sentido más real.

Y ella sabía deliciosamente peligrosa.

Joder...

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Hermione se estremeció por la explosión de la puerta y suspiró temblorosamente. Quería desaparecer entre las tablas del suelo o pedirle a McGonagall el Gira Tiempo para borrar el incidente. Lo peor de todo era que no tenía idea quién había iniciado sus... cosas: su semi–beso.

Oh Dios...

No podía dejar de lamer sus labios y disfrutar los restos de su sabor; algo parecido a los cítricos y a la masculinidad, con un toque de menta. Podía sentir los restos caliente de la palma de su mano contra su abdomen y estaba segura que aún podía sentir su peso apoyada en ella. Malfoy había regresado a su forma más saludable desde que había comenzado a comer sus comidas, y él se había sentido seguro y menos pecaminoso.

Aislamiento - Draco x HermioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora