Cap. 43 Abatido

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Draco pensó que era extraño cómo una habitación llena de personas gritando parecía tan vacía y silenciosa.

Todo el ruido simplemente parecía deslizarse sobre él en ondas amortiguadas, como vibraciones en lugar de ruido, hormigueando sus oídos, pero sin llegar a ellos nunca. Sin llegar a registrarlos. Él miraba la sala frenéticamente, en busca de Granger, deteniéndose ante un par de chicas con el pelo salvaje similar a ella, pero no pudo encontrarla. Mientras sus ojos se movían de una persona a otra, asimilandolo todo sin palabras, apreciando las caras familiares que veía entre la gente que se amontonaba en la sala.

Muchos estaban sangrando, presionando sus palmas sobre las heridas o lanzando hechizos curativos. La mayoría estaban parados en grupos, murmurando entre sí o intentando ayudar algún compañero, pero había varias personas que deambulaban por el salón solos, mirando fijamente al vacío o llorando. Algunas personas estaban de pie, otras sentadas y el resto estaban acostados, separados en dos filas en los lados opuestos del comedor. Le tomó unos momentos a Draco, pero se percató que una de las filas era la de los heridos con demasiada gravedad para poder sostenerse en pie y la otra era la de los muertos.

Pomfrey corrió más allá de su línea de visión para ayudar a una víctima que gritaba, pero en todo lo que él pudo concentrarse fue en sus manos rojas; guantes ensangrentados buscando a tientas las pociones. La medimaga se apartó el pelo de los ojos, manchándose de color rojo la frente y Draco desvió la mirada mientras ella se agachaba para asistir unos grandes cortes en el pecho de Ernie Macmillan.

El ruido lo golpeó entonces y apretó los dientes para soportar el estridente y rugiente bramido del lugar.

Sus ojos recorrieron la sala de nuevo; quizás Granger había estado agachada y él la había pasado por alto o tal vez el sudor de sus ojos había comprometido la visión. Se detuvo en una melena rojiza, pensando que podría ser Weasley, pero era el otro gemelo, George, llamando a sus hermanos, quien había entrado en la sala delante de Draco, Blaise y Luna.

Colocando cuidadosamente a Boot en la fila de los caídos, Fred y Percy se dirigieron hacia una de las esquinas del comedor con George, uniéndose a los demás Weasley's. A excepción de Ron, y Draco nunca pensó que estaría decepcionado de no ver a Ronald Jodido Weasley con Granger cerca, pero aparentemente parecía ser un día de primeras veces.

Y últimas para algunas personas.

Estaba momentáneamente centrado en cómo la profesora Sprout fijaba la clavícula fracturada de Stephen Cornfoot cuando Blaise y Luna dieron un paso al frente, entrando en el Gran Comedor, de la mano. Siguiéndoles aturdido, sus ojos se movieron de una sangrienta escena a otra, mirando fijamente a una chica con la cara destrozada y su corbata de Hufflepuff colgando alrededor de su cuello. No la reconoció; su rostro estaba tan dañado que no parecía en absoluto un rostro. Su atención se desvió hacia las gemelas Patil, una de las cuales tenía un brazo roto y un fragmento del hueso sobresalía de su piel. Su hermana la tomó de la mano mientras Trelawney le lanzaba varios hechizos de curación. Entonces volvió la cabeza hacia la fila de los muertos, pero una voz lo detuvo antes de que pudiera echar un vistazo a un solo pálido cuerpo.

—¡Hey! ¿Qué demonios están haciendo ustedes dos aquí?

El gemido de Draco tembló en su boca seca.

—Por todos los demonios, ¿ahora qué?

No le hacía falta mirar para saber quién le había gritado a Blaise y a él, pero lo hizo de todos modos, encontrándose con la agresiva mirada de Seamus Finnegan. Otros en el comedor levantaron la cabeza, endureciendo sus expresiones con ira cuando vieron a los Slytherins y una extraña sensación de vergüenza se coló, instalándose en gran medida sobre los hombros de Draco. Bajo el candente y desinhibido odio en sus ojos, Draco se sintió muy excluido. ¿Dónde estaba Tonks cuando la necesitaba?

Aislamiento - Draco x HermioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora