Cap. 12 Sueño

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Querido Godric, ¿qué estoy haciendo?

Hermione hizo una mueca cuando la puerta se abrió un poco fuerte para su gusto. Empujó un poco su varita en la habitación en su tenue encantamiento Lumos; lo suficiente para discernir en las formas y contornos en la oscuridad. El aire parecía frío mientras bajaba nerviosamente en el interior, se agrupó la tela de la bata en su pecho y sus ojos se posaron en la cama.

Detuvo sus pasos. Podía escucharlos ahora; el sueño arrastrado en protestas y elevados respiros.

Draco estaba teniendo una pesadilla, mientras miraba con un poco de dificultad, el resplandor de su varita mágica atrapó una hoja plateada de sudor en su frente. Sus rasgos estaban arrugados y con dolor, la vulnerabilidad que vio fue, entonces absolutamente impresionante. Él lucía... hermoso, hizo que su pecho se quemara. Parpadeó en su trance cuando observó cómo se retorcía bajo las sábanas y lanzó un gruñido angustiado.

Contrólate, Hermione...

Continuó hacía él con cautela, mirándolo con una fascinación que no podía censurar. Algo de sus agitaciones y sus respiraciones estremecidas, le enviaron un maravilloso cosquilleo que poco a poco le picoteaba en su mano ordenándole que lo tocara, pero se resistió.

Debió haber estado frío. Pudo ver que sólo llevaba un chaleco que cubría su torso, a pesar de que era difícil saber si estaba temblando o agitándose a causa de las imágenes perturbadoras que inevitablemente caían en su cabeza. Con una expresión vacilante, encogió su ropa y la transfiguró en una manta gruesa. Se acercó ansiosamente para cubrirlo, accidentalmente atrapada por su piel helada. Se quedó inmóvil cuando se estremeció al tocarlo y un murmullo de un sueño torpe pasó en sus labios secos.

"Tengo que matarte... de otra manera ellos me mataran."

Hermione jadeó, y sus ojos miraron su cara para encontrarlo lleno de angustia. Lucía como si estuviera siendo torturado y sintió que su estómago se le retorcía con preocupación y atención de la que en verdad no debería de haber estado allí. Se inclinó y lo estudió de cerca, olvidando el frío por un momento.

— Draco — susurró antes de que se pudiera cuestionar — Draco, soy yo. Despierta.

En todo caso, sus gruñidos guturales empeoraron, y con cuidado levantó su mano para descansarla en su frente húmeda. En el momento en que su mano tocó su piel, sus ojos silvestres y plateados se abrieron de golpe. Hermione apenas tuvo tiempo de lanzar un grito asustada, cuando él la agarró por las muñecas y tiró de ella hacia abajo: estaba atrapada debajo de él y sus propias caderas estaban algo torcidas. Estaba jadeando por la confusión y por las secuelas de su pesadilla, él se cernió sobre ella con los dientes al descubierto; tan cerca de su pelo que le hacía cosquillas en la frente.

— Draco — la bruja respiró, sin miedo a la mirada desquiciada de sus ojos — Calma. Soy yo.

Sus rasgos apenas se suavizaron, pero sintió el apretón en sus muñecas y rápidamente se llevó las manos a su rostro. Las palmas de sus manos descansaron en ambos lados de la cabeza mientras masajeaba con sus pulgares sus mejillas frías. No la alejó como ella había esperado, pero parecía como si estuviera completamente fuera de sí; cansado y achispado con el agotamiento, pero aún nervioso.

— Está bien — dijo calmadamente con sus dedos avivándolo — Está bien.

Sus párpados bajaron así que sus ojos estaban finos y ocultos, y su respiración se calmó enfrente de su cara. Había dejado de temblar, pero la castaña aún se había quedado con las manos en sus mejillas. Dispuesta a que se despertara por completo. Se tambaleó un poco con el desequilibro ante su mirada distante que le lanzó a la chica. Sus ojos eran nebulosos y ausentes mientras lentamente se dejaba caer, y Hermione a regañadientes admitió que ni siquiera había considerado como protesta cuando los labios de Draco la atraparon.

Aislamiento - Draco x HermioneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora