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─ ¡No! ─grito Doyoung dejando caer por completo su cuerpo en el sofá al ver que había perdido el partido. A su lado, Jisung dio un salto de emoción mientras gritaba en alto.

─ ¡Gane cuatro veces! ¿¡Viste!? ¡Soy demasiado bueno en esto!

─Otra partida, ahora. ─demando Doyoung reiniciando la partida y tomando el mando con más fuerza.

─No, los dos. Ya llevan dos horas, no puede ser posible. ─interrumpió Taeyong tomando el control de los dos y apagando la television─. Jisung, la comida está lista. Ve a comer.

─ ¿¡Cómo porque la apagaste!? ─grito Doyoung indignado apuntando a la televisión─. ¡Iba a ganar!

Jisung se dedicó a reírse mientras se iba hasta la cocina con la comida que Taeyong preparo con dedicación y sintió su estómago gruñir al ver todo un festín.

─Ni tu te crees eso. ─le dijo Tae yéndose con Jisung.

─ ¿Me hiciste de comer a mi también? ─pregunto el otro ángel siguiéndolo y al ver la mesa con diferentes platillos se sintió en el paraíso─. Comeré bien, gracias.

─Eso es para Jisung, ni te atrevas. ─le reprocho quitándole la mano de encima.

─Es demasiada comida, deja que Doyoung coma. ─opino Jisung pasándole un plato para que se sirviera. Después dejo otro frente a Taeyong─. Tu igual, Tae.

─Eres un amor, ¿cómo resistirme a ti? ─pregunto Taeyong cambiando su humor a uno de ternura para apretar una de sus mejillas y Jisung se quejó─. Tierno.

─Ah, por cierto, no has ido a clases. ─hablo Doyoung con la boca llena de arroz─. ¿Cuánto más vas a faltar? Eso te dará problemas.

─Buen punto. ─le siguió el mayor─. No deberías faltar tanto, podrían llamar a tus padres...

─También va para ustedes. ─los culpo─. Se supone que trabajan ahí, aunque dudo que lo hagan. ¿No estarán haciendo otra cosa allá dentro de sus oficinas?

─Vamos al inframundo, nos teletransportamos. ─bromeo Doyoung pero el mayor le dio un golpe con su pie debajo de la mesa que el pobre casi escupe la comida por tal dolor.

─No hables tan a la ligera de esa manera, esta mal.

─Mínimo podrían estar vagando por pasillos pero se quedan encerrados, ¿el director no se queja?

─Doyoung sale cuando es necesario sin llamar la atención, es todo. ─dijo Taeyong sin querer seguir con la plática.

─ ¿Y tu? ¿Por qué no? ─cuestiono Jisung.

Taeyong trago en seco y el ambiente de alguna manera se sintió incómodo por el extenso silencio. Con su dedo lentamente se apuntó la marca de su ojo, dándole por entendido que no lo hacía porque se podrían burlar de esa marca que sobresalía de su rostro.

Se quedaron otros segundos sin decir nada y Jisung recordó lo que había planeado ayer. Dejó la cuchara en la mesa haciendo el ruido suficiente para que los dos lo mirasen con rapidez. Se aclaró la garganta y se puso de pie.

─Salgamos, los tres.

─ ¿A dónde?

Jisung coloco las manos en su cintura y embozo una sonrisa traviesa.

─A donde le prometi a Doyoung.

─Me puse nervioso. ─admitió Doyoung─. ¿Qué tipo de lugar es?

─Uno que te va a encantar.

(...)

─ ¿Es aquí? ─pregunto Doyoung mirando la entrada del enorme establo por toda la pradera. Su visión estaba un tanto oscura gracias a los lentes negros que usaba por el gran sol que le golpeaba la cara.

DandelionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora