60

378 91 20
                                    

Mark decidió ponerse la nueva venda en su muñeca. Observo las marcas con más profundidad y rojez, se preocupó. Fue un mal momento para recordar la vez que estuvo con Jisung cuando se lastimo la rodilla.

"¿Tu madre? Hablas de ella como si no estuviera contigo..."

La voz de Jisung resonó en su cabeza, como si su misma mente quisiera sentirlo culpable. ¿Qué estaría haciendo su madre ahora mismo? ¿Abrió el restaurante que siempre quiso? ¿Se habría enamorado e hizo una nueva familia?

Se dispuso a ir hasta la oficina de su padre. Tenía ciencia cierta que alguna pista o evidencia de su madre tendría que estar ahí, escondida en el más pequeño lugar. Su padre se encontraba en su trabajo asi que tenía mucho tiempo.

Busco en su escritorio, gabinetes, entre libros y hasta prendió la computadora. Duro unos treinta minutos hasta que cuando estuvo a punto de irse observo un portarretrato en uno de los estantes de madera cerca del umbral.

La tomo para después quitarle las piezas que lo cerraban por detras. Sintió sus ojos llorosos al ver la foto de sus padres sosteniéndolo en brazos cuando cumplió los ocho años. Al reverse de esta se encontraba una nota pegada, la desprendió y la abrió.

"Cuida a nuestro Mark, hazlo de la manera que nunca podré hacerlo. No dejes que nada malo le pase. Y si es así, yo misma lo sabré, porque mi corazón dolerá."

Una lágrima mojo la nota y fue un inicio de que Mark se derrumbaría. Abajo del escrito se encontraba una dirección.

Abrazo la nota y por unos instantes imagino que su madre le correspondía el abrazo, imagino el calido amor maternal en su frío cuerpo.

No se atrevía a ir con ella. Necesitaba respuestas de otro asunto, luego se encargaría de eso.

Se guardó el papelito en su bolsillo y se fue de casa.

(...)

Y ahí se encontraba Mark. Frente a la puerta del departamento de Jeno, con sus sentimientos hechos un desastre.

─Creí que estabas enojado después de lo que paso. ¿A qué se debe tu visita?

─ ¿Puedo pasar?

Jeno se hizo a un lado, recargando su peso en la puerta y sin dudarlo Mark se adentró. Su hogar estaba con la poca iluminación usual, teniendo una lámpara en un cajón cerca de su cama. El departamento de Jeno era pequeño pero lo suficiente para poder caminar de un lado a otro sin incomodidad. Teniendo un simple colchón con sabanas destendidas, un pequeño escritorio con una pila de comics al lado de una computadora vieja.

A su derecha estaba la cocina de gran simpleza. Una bolsa de ramen estaba en el suelo con botellas de soju en el lavaplatos. En la mesa se encontraba una sopa instantánea que Jeno estaba comiendo segundos atrás.

─ ¿Puedes explicármelo? ─pregunto Mark mirándolo sentarse y volver con su sopa.

─No hay nada que explicar.

─ ¿Por qué tengo el presentimiento que conocías a Jisung antes de que te lo contara? ─preguntó teniendo esa espina en su mente.

─ ¿Tu padre sabe que estas aquí? Te meterás en una buena si e...

─Respóndeme. ─exigió serio. Jeno se recargo en el asiento, dejando la comida. Se acomodó su prenda que dejaba en vista sus brazos y clavículas para después hablar.

─Lo conozco mucho tiempo atrás, mucho.

La confusión de Mark fue clara.

─ ¿Cómo?

─Lo conozco desde su primera vida. ─enseño una sonrisita de lado al recordar vívidamente esa época─. Y a ti igual...y a esos dos ángeles.

─No entiendo a que te refieres, habla bien. ─lleno de curiosidad tomo asiento.

─Tu amigo Jisung fue un príncipe...ah, no, mi error...casi un rey, hace siglos atrás. ─agarro su sopa y comió un poco, se limpió sus labios con una servilletas y prosiguió─. Tenia a dos personas muy cercanas y en esta vida son sus ángeles.

─ ¿Te estas inventando una historia? ¿No es así?

─ ¿Lo estoy? ─pregunto sonando bromista pero a Mark no le causo gracia─. Fuiste rey, mataste a tu padre para tener lo que él tenia. Tu mismo creaste el ataque. Tanto que odias a tu padre pero eras igual a él, te gustaba tanto el poder y la admiración de tu reino. Te convertiste en lo que más odias...y estas yendo por ese camino de nuevo.

Cuando Jeno iba a tomar otro pedazo de su comida Mark se lo arrebato para que no se distrajera.

─Es tu primera vez actuando de esta manera, ya era hora de que te dieras cuenta. ─dijo Jeno rascándose su cuello lleno de tatuajes.

─ ¿Qué más?

─Déjame ver. Mataste a tu padre y a miles de inocentes, atacaste el reino del príncipe Jisung. Ahora en su segunda vida se volvieron amigos de nuevo y...tienen un matrimonio forzado. El destino es magnífico, se repite una y otra vez, sin que nos demos cuenta.

─ ¿Ma-ate a Jisung?

Jeno no respondió pero su silencio fue suficiente y Mark sintió un escalofrío por tal noticia, como si le hubieran dado el peor golpe de su vida.

─Tu igual moriste.

─Sus dos ángeles son los que salieron en ese vídeo, ¿verdad? ─pregunto Mark con una intensa mirada. Jeno asintió recordando ver ese vídeo─. Tu debiste haber sobrevivido, ¿no es así? ¿cómo?

─Soy un demonio. ─confeso por primera vez en toda su existencia y Mark se mostró aterrado─. Paso esa misma noche, ante un gran pecado te conviertes en un esclavo.

─Los demonios nunca son buenos. ¿Qué hiciste?

Jeno lo volvió a mirar por unos segundos en silencio. Mark trago nervioso hasta que sus palabras lo hicieron desconfiar.

─Soy bueno ante mis ojos. ─se encogió de hombros

─ ¿Qué hiciste? ─volvio a preguntar de manera lenta.

─Necesito que me ayudes en algo. ─cambio de tema. No le diría la verdad acerca del príncipe Mark.

─ ¿De qué se trata?

─ Cada persona en este mundo tiene un libro de su vida. Jisung tiene dos, el de su primera vida y la segunda...que es esta actualmente. ─explico como si Mark fuera un niño─. Me interesa su primer libro.

─ ¿Y qué quieres que yo haga?

─Acercarte a Jisung y de alguna manera saca información. Lo conoces perfectamente, algo se te tiene que ocurrir.

─ ¿Si lo encuentro que harás?

─Primero hazlo.

DandelionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora