"Mirarnos"

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G I A N L U C A

—¿Qué miras? —me preguntó Alcedo en el entrenamiento de ayer por la noche. Yo estaba sentado en la banca, según yo atándome las zapatillas.

Pestañeé. No me había percatado que hace un rato estaba mirándola a lo lejos sin que ella se dé cuenta.

—Nada —negué con la cabeza y regresé a observar mis zapatillas.

Y es que... No sé en qué momento decidí involucrarme en ese juego de adolescentes, el de mirarla y simular que no sucede. A veces chocaban nuestros ojos, pero al segundo se desviaban. No sé si empezó hace más de una semana, cuando empecé a ponerme nervioso al sentir sus manos sobre mi rostro.

Halie y yo ya no hablamos como antes, o sea sí, pero ahora se me hace raro estar cerca a ella, en el sentido que ahora le tomo mucha importancia cada que está a mi lado, pienso en lo que tengo o no tengo que decir, me cuesta hablar con naturalidad como antes.

—Su café —dijo la chica que atendía en la cafetería del hotel, esta mañana.

—Gracias —respondimos dos personas al mismo tiempo. Halie y yo.

La miré y ella me miró. No me habré percatado en qué momento entró o si ya estaba antes.

—Perdón —indiqué para que ella tomara el vaso.

—¿Tú... Tú también pediste café? —me preguntó. Aunque la respuesta era algo obvia.

—Sí.

Luego de mi respuesta hubo un pequeño silencio algo incómodo.

—Hey —gritó Marco, rompiendo aquella burbuja que se había formado entre ella y yo, una en la que no sabíamos qué decirnos.

Giramos casi al mismo tiempo y él se acercaba a nosotros.

—Adivinen, hoy desperté pensando que pasado mañana ganaríamos el partido —comentó.

—Sí... seguro —afirmó Halie.

Mientras ella pronunciaba esas palabras yo había volteado mi rostro hacia la izquierda —ya que ahí se ubicaba— para mirarla, claro, como cuando observas a alguien cada que toma la palabra.

Luego de pronunciar su oración, volteó y volvimos a chocar. Así que pestañeé y giré a ver a Larez.

—Sí... seguro —lo único que salió de mí.

H A L I E

No sé quién ordenó los asientos para poder dirigirnos a Brasil, pero en el avión de ida, fui con Gianluca al costado.

Nuestra relación amical se estaba convirtiendo en una relación distinta. Esta mañana en la cafetería fue algo extraño. No comprendo qué está cambiando.

Di un respiro y fui a sentarme en el asiento del avión.

—Hola —me ubiqué a su costado y coloqué mi mochila pequeña encima de mis piernas.

—Hola —respondió. Él estaba en el lado de la ventana.

Sacar y sostener un tema de conversación con él, ahora no era como antes. Anduve pensando en algún tema para poder quitar la tensión que se había formado de hace unos días atrás.

—¿Cómo ves el resultado? —pregunté

—¿Ahh? —parecía estar distraído.

—¿Cuántos goles crees que meterán en el partido?

—Ahh... Emm... no sé. ¿Tal vez 2?

—Cool —estiré mi mano haciendo un puño. Él lo correspondió.

Ahora, a pensar otro tema de conversación. No me gusta que aquello no salga con naturalidad.

Maldita sea. ¿Qué intentas hacer, Gianluca?

FUE UN ERROR© |Completo✓|(Inspired by Gianluca L.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora