"Y... lo hizo"

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H A L I E

—Trae las botellas de agua de los vestidores —me indicaron.

—Está bien.

No me quería perder ni un segundo del partido, sin embargo, "debo ser eficiente para la FPF". Estábamos en el estadio, jugaba Perú. Habían pasado 3 días de haber pisado tierras brasileñas.

Fui rápidamente a los vestidores peruanos. Anduve buscando las botellas donde se supone que deberían estar, pero no las encontraba.

Ya me estaba tardando y no quería seguir perdiéndome el partido, creo que lo más conveniente sería ir a preguntar dónde se hallaban y regresar por ellas. Y eso justamente iba a hacer, hasta que choqué con Gianluca cuando estaba apunto de salir.

—Richie me dijo que te estabas demorando —sonrió alejándose unos centímetros. A él ya lo habían sacado de la cancha en el segundo tiempo.

—Es que no encuentro las botellas —respondí.

—Sí, a eso vine. Se acordó que las ubicó en otro sitio.

El italiano fue a ello mientras yo lo seguía con la mirada. Encontró las botellas, las colocó en una mesa que yacía por ahí y me acerqué para ayudar.

—Aquí est... —lo interrumpió la bulla del estadio.

—¡Goooool! —se escuchó de afuera.

Nos miramos de golpe. Nuestros ojos se encontraron con un semblante de sorpresa e inquietud por saber qué equipo había ocasionado tal grito.

—¡Gooool peruano!

Al oír aquello, nuestras expresiones se cambiaron a felicidad y euforia. La emoción fue tanta que dejó las botellas y me abrazó, abrazo que correspondí con entusiasmo; algo normal.

—¡Gol! —gritó, sosteniendo mi espalda con sus brazos.

Yo solo sonreía de alegría por aquel gol; como cualquier persona que ama a su selección, como cualquier celebración por una anotación de su país.

Sin imaginar que aquel momento y sentimiento de entusiasmo, sería el impulso para lo que pasaría. Que solo una acción repentina, provocaría una ilación de momentos confusos.

—¿Escuchaste? ¡Gol peruano! —mencionó chocando miradas nuevamente, un brazo aún seguía en mi espalda y con la otra tomó una de mis mejillas y... lo hizo, hizo lo que más adelante se arrepentiría.

Su acción fue tan rápido e inconsciente que me quedé plasmada por cortos segundos para luego reaccionar.

Sus labios pegadas a los míos. Se detuvo todo, y quizá fui la única que lo sintió: La bulla del exterior se oía a lo lejos y solo veía a Gianluca a cero centímetros. Únicamente, él y yo.

Cuando reaccioné, me di cuenta que no se detenía ni alejaba, y fue en ese instante, donde yo no tuve tampoco las fuerzas para hacerlo.

Me dejé llevar y mis ojos cayeron. Sus suaves labios se juntaban con la mía, sintiendo todo, todo tipo de sensaciones. No era algo intenso, solo dulce y suave. Tal vez como cualquier primer beso entre dos personas.

La bulla de los aficionados iban apagándose gradualmente, dando a entender que continuaba el juego. Ahí fue, cuando sentimos que algo estaba mal y ello hizo que nos apartamos repentinamente.

Nos observamos de nuevo y nervios empezaron a aparecer con el correr de los milisegundos. Él desvió su mirada.

—Creo que... que están... esperando las botellas de agua —dije. Qué tensión.

Con nervios tomé las botellas y traté de irme, aún con mi mente pensando en la escena anterior. Eso me jugó en contra y casi tropiezo con las escaleras que separaban el campo con los vestidores.

Noté que el italiano estaba atrás mío a 1 metro más o menos, tal vez le causó gracia en aquel momento, que cuando lo vi estaba sonriendo, pero al chocar con mi mirada la deshizo.

Regresé a mi camino con las botellas y llegué a las bancas.

—Te tardaste. ¿Y Gianluca? —preguntó mi tío.

—Aquí estoy —su acento se hizo presente por atrás.

—¡Por fin! ¡Agua! —exclamó De la Peña.

Y aquel acontecimiento, no dejé de pensarlo. Desde ese día, nuestras miradas trataban de no encontrarse, lo cual era inevitable.

FUE UN ERROR© |Completo✓|(Inspired by Gianluca L.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora