Capítulo XVII

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El camino no fue tan largo como pensaba. El tiempo voló mientras mi hermano me contaba como se las había arreglado estos últimos dos meses y medio. Me reí de las travesuras que hicieron las gemelas y me conmovieron las cosas que me contó sobre Abby. Por suerte no hizo ninguna pregunta sobre mi matrimonio y mi vida en el castillo ni siquiera tenía la certeza de que el supiera lo de la traición del cochero.

Llegamos al anochecer y cómo anunció el cielo nublado que había visto en el muelle comenzó a nevar pero ya estábamos frente a la cabaña del molino y se veían luces encendidas en el interior. Una figura no muy alta abrió la puerta y antes de que llegáramos dio voces.

-¡Casio volvió!-era la voz de Thalía.

La niña corrió hacia nosotros y mi hermano paró el caballo. Thalía se dobló sujetando sus rodillas para recuperar el aliento.

-Hermano, Claudia me ha robado mi lazo dile que lo devuelva-dijo aún jadeando.

-¿No puedo dejaros solas sin que os matéis entre ustedes?

-Dejalas, son cosas de niñas.-le dije a mi hermano.

-¿Lyra?-preguntó mi hermana que al parecer no me había notado.

Me quité la manta de la cabeza y sin previo aviso ella me abrazo.

-Pensamos que no te volveríamos a ver.

-Ya estoy aquí-dije pasando mi mano por su cabello.

-¡Voy a decirle a las demás!

Se soltó y corrió hacía la casa. Casio me miró divertido y se encogió de hombros.

-Está loca.

Me reí de su comentario y caminamos hacia. Apenas entré todo fue besos y abrazos. Las tres hablaban al mismo tiempo y yo trataba de atenderlas a la vez. Estuvimos así sentadas junto al fuego hasta tarde. Cuando se quedaron dormidas Casio las llevo a su habitación y regresó junto a la chimenea conmigo.

-Deberías descansar. -sugirió él mientras avivaba el fuego con el atizador.

Estaba cansada pero quería aprovechar cada momento antes de regresar para siempre al castillo. Ellos podrían perfectamente visitarme con el permiso de Bastien pero Casio nunca podría un pie en la casa del hombre que destrozó nuestras vidas aunque eso no era del todo cierto.

-No tengo-mentí.

-Sigo pensando que deberías dormir. Mañana te prepararé un cuarto en el segundo piso del molino y te traeré ropa.

-Sobre eso...-no tenía corazón para decirle la verdad.

-¿Qué pasa?

- No voy a quedarme.-solté de golpe

-¿Qué?

- No puedo quedarme.-dije sin mirarlo

-¿Por qué?

-Ese hombre al que le pagaste para que me llevase al puerto nos traicionó y me entregó a mi prometido. Estoy casada y tengo que regresar con él.

-Ese maldito bastardo, le pagué una fortuna-mazculló apretando los puños.-Sabía que había pasado algo pero esperaba que me lo contaras y no presionarte.

-Ahora ya sabes lo que ocurrió y espero que me entiendas.

-Esto no puede estar pasando-dijo dándole un puñetazo a la pared.

Su puño estaba sangrando y fui hasta él.

-Hermano, por favor calmate-le dije revisando su mano magullada.

Belleza OscuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora