II.

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Raro. No había escuchado la piedra mágica caer al suelo. Ni siquiera un suave tintineo.

Los hermanos Cranel, a la par, caminaban en dirección al Calabozo tras despedirse de Syr-san.

Bell siempre llevaba las piedras mágicas en su riñonera atada a la cintura. Incluso, el día de ayer, el aventurero las tendría que haber cambiado todas en el Gremio por oro. Era imposible que se le hubiera caído una.

Naruto giro su mirada hacia atrás observando a la camarera que estaba por entrar al bar.

No había sido un error. Esa mujer había fingido. Ella misma entrego una propia piedra mágica para tener una excusa de hablar con Bell.

Sintiendo una mirada, Syr desvío su atención chocando contra unos ojos rojos que la observaban.

La camarera sonrió internamente. Parecía que a diferencia de Bell, su hermano menor era más perspicaz.

Naruto despego su mirada de la camarera viendo ahora hacia el frente. ¿Se les había acercado solo para obtener más clientes, o había otra razón oculta?

X~X~X

Primer Piso del Calabozo.

Paredes y techos de color azul llenaban todo el piso.

Debido a que era tan temprano no se podía ver rastros de otros aventureros en el piso. Parecía que solo estaban ellos dos. Bell y Naruto huían de un grupo de Kobolds.

Bueno, Bell arrastraba a su hermano menor. Naruto parecía no entender la palabra peligro, y no importarle que se le cruzara en el camino, si tocaba pelear, peleaba.

Inicialmente, habían catorce de ellos. Aunque se las arreglaron para matar a dos cada uno, no les habían dejado otra opción al rodearlos. Tenían que huir.

- Gahhah-

Naruto abrió su boca imitando alguna clase de sonido. No hacia falta saber lenguaje de señas para entender que estaba enojado con Bell por huir.

Era raro que los Kobolds formaran un grupo. Usando sus dientes afilados y garras, aquellos monstruos se movían por si solos.

Bell pareció maldecir. Incluyendo al minotauro de ayer, estos días no habían sido muy positivos que digamos.

Rápidamente se metieron en la esquina de la derecha, frenaron, y ocultaron su presencia.

Los pasos pateando el suelo poco a poco se volvían más cercanos.

Los cinco dedos de su mano derecha se envolvieron alrededor del mango de su espada. A su lado, su hermano mayor imito su misma acción.

Entonces, al siguiente momento, el rostro de la bestia de ojos rojos apareció desde el otro lado de la pared.

La daga de Bell atravesó el corazón de su rival. Ese era el primero.

Los otros once restantes parecían estar congelados ante la sorpresa. Y con la siguiente acción, todo se esfumó.

La enorme espada negra silbo por el aire cortando por la mitad de un simple tajo a tres Kobolds, manchando el suelo con sangre y dejando que las tripas se esparcieran por este.

Cinco fueron por Bell. Y los otros tres se lanzaron hacia su hermano.

El primero choco sus afilados dientes contra la oscura espada que se alzaba en modo de defensa. El segundo que se lanzo al ataque no tuvo tanta suerte. Agarrandolo por su cara Naruto lo alzo en el aire, para luego estrellarlo contra el suelo.

El cuello del Kobold se retorció y se giró hacia un ángulo anormal. Con el ya iban cuatro.

Usando la sorpresa de la escena a su favor, Naruto giro en dirección al primero que lo había atacado. Aquella espada negra en sus manos danzo por el aire cortando por la mitad, verticalmente, la cabeza de su enemigo.

Espadachín Negro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora