IV.

7.7K 893 245
                                    

Naruto inclino ligeramente la cabeza para mirar por encima. Hestia sonrió, y continuó con su trabajo. No, fingió trabajar. La actualización del <Estado> ya había sido terminada.

¿Que debería de hacer? ¿Debería de decirle a Naruto-kun lo que sucede?

Un momento de confianza en si mismo podría dar lugar a un momento de fuerza y arrogancia.

Hestia ya sabia eso. No sólo los humanos, sino que eran los instintos de todos los niños. La arrogancia daría lugar a los accidentes y los accidentes conducirían a la muerte.

Aunque creía que Naruto no era el tipo de persona que pensaría en esas cosas. Hestia todavía tenia un sentimiento excesivamente protector hacia los niños de su familia.

Confianza y preocupación, los dos sentimientos se colocaron en una balanza, ella no sabia de que lado inclinaría.

Finalmente, lo que decidió fue la confianza.

- Naruto-kun, ¿hoy puedo darte tu <Estado> verbalmente?-

El chico solo levanto su pulgar asintiendo.

Levantando la cabeza para mirar a los ojos de Naruto, Hestia comenzó a hablar sobre su habilidad.

Sin embargo, omitió el de comer humanos. No quería que Naruto se volviese una bestia hambrienta o algo por estilo.

Una promesa que le hizo hacer al chico fue el jamás revelar su habilidad a otra persona que no fuese de la familia.

Debido a que los otros dioses tenían sed de entretenimiento, reaccionarían a las palabras Habilidad Rara o Original. Como si fueran niños, satisfaciendo sus propios intereses, mientras se reían.

Además, había idiotas que invitaban a otros aventureros a sus familias.

Con el fin de proteger a Naruto de aquellas manos demoniacas, la diosa se lo hizo prometer. Y por esa misma razón, Hestia le había ocultado a Bell su habilidad <Deseo Inquebrantable>.

El albino no era bueno mintiendo a diferencia de su hermano, y estaba seguro que Bell respondería a las preguntas que le hiciesen.

- Escuchame- hablo Hestia viendo al chico-. Prométeme que no te sobreesforzaras más-

No quería volver a ver a los miembros de su familia llegar así de heridos al hogar.

- Gaahaa-

Naruto dejo escapar un débil sonido como respuesta mientras bajaba su cabeza.

- No me opondré, respetaré su decisión de volverse más fuertes. Voy a ayudar, los ayudaré, les prestaré mi poder... Así que-

Conteniendo las lágrimas, Hestia esperaba desde el fondo de su corazón por Bell y Naruto.

- ... Así que por favor, no me dejen sola-

El efecto fue instantáneo.

Silencio. Hubo un largo silencio entra las dos personas.

- Gaaah-

Levantándose con una sonrisa, Naruto abrazo a Hestia. No era una sonrisa falsa, más que cualquier palabra, transmitía confianza y fe. El chico delante suyo mantendría la promesa. Hestia estaba segura.

- Ahora si me siento más a gusto- hablo Hestia sintiendo aquel calor fraternal.

La diosa decidió hacer algo por Bell y Naruto. Era tiempo de visitar a su vieja amiga, Hefesto. Tenia una vaga idea de que hacer con Bell, pero, ¿y Naruto?

El chico parecía satisfecho con aquella espada enorme, ¿que podría hacer por el?

- Naruto-kun tendré que salir esta noche- habló pensando en el banquete que ofrecía Ganesha-. No... tal vez por un par de días. ¿Hay algún problema con eso?-

Espadachín Negro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora