XVIII.

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Naruto se quedo quieto en su lugar observando el dulce caminar de la elfa a la distancia. Incluso con la túnica se podía apreciar que la mujer escondía una gran figura trasera.

- Oye, ya deja de mirarle el culo- expresó Puck sobre la cabeza del aventurero.

Naruto sonrió de lado.

- Aparte puede parecer joven, pero está vieja- exclamo Puck.

Riveria se detuvo.

- ¡Me escuchó! ¡Debe ser una broma!- musitó Puck con miedo.

Nadie podía verlo, ni escucharlo, salvo Naruto.

- ¡Huyamos rápido! ¡Nos va a matar!-

El aventurero se dio media vuelta apresurando su paso.

Riveria, desde su lugar, observó al espadachín negro yéndose del allí. Por un leve momento, le habían entrado ganas de golpearlo.

A lo lejos, en el hogar de la familia Loki, Aiz tembló levemente al recordar la vez en la que la elfa le enseñó a nadar al llamarla vieja.

Naruto dio un suspiro de alivio al verse solo en el callejón. Las elfas si que eran hermosas. ¿Acaso tenía algún fetiche por ellas? O capaz eran sus orejas.

Hablando de orejas...

El aventurero se quedo observando una tienda al final del callejón. Una tienda conocida para él, siendo los primeros en dejarlo entrar como un cliente hasta hacerle descuentos.

Era un único edificio construido en solitario en una tierra ligeramente húmeda, tenía el logotipo de un Familia que parecia imitar a un humano de cuerpo completo, como si fuera una decoración para el cartel.

¡Tack! ¡Tack!

Naruto dio dos ligeros golpecitos a la puerta recibiendo un "pase" del otro lado.

De pie sobre un pequeño cajón, una muchacha Beastman reponia y controlaba el stock de los ítems en las estanterías dentro de aquella pequeña tienda.

- Oh, Naruto. Hace tiempo no te veo...- mencionó la muchacha con una sonrisa.

El Aventurero solo levanto su pulgar.

Aunque la voz y expresión somnolienta hacia fácil que cualquiera pensara que acababa de despertar, ese era el estado habitual de la chica. Por encima de la falda de la que sobresalía su cola, llevaba una camisa extraña con la manga izquierda corta y la derecha larga. Su mano derecha incluso llevaba un guante. La muchacha rondaria los 19 años de edad. La pequeña figura dejó lo que estaba haciendo y se trasladó al mostrador que se encontraba en el fondo de la tienda.

Como si supiera, la chica apoyó sobre la mesa un papel y un bolígrafo.

- Siento la hora tan temprana, Naaza-

La muchacha negó con su cabeza mientras apoyaba uno de sus dedos sobre el pecho del aventurero, dándole un toquecito.

- No sucede nada. Después de todo, seguramente serás nuestro primer cliente del día hasta la tarde- informó la chica.

Al ser una pequeña tienda escondida en el fondo del callejón no muchos daban con ella. Y bueno, cuando lo hacían, la personalidad algo intensa del dios a cargo los hacía no volver por un largo tiempo.

Naruto sonrió burlón.

- Pensé que no eras de las personas que usaba pociones. La última vez te fuiste sin comprar nada- mencionó Naaza sacando debajo del mostrador una caja llena de pociones poniéndolo sobre la mesa- . ¿O acaso me quieres ver a mi?-

Espadachín Negro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora