XXV.

2.6K 538 52
                                    

Dos días después.

Bell, incómodo, observaba la arena fluir a través de aquel reloj antiguo. Su expresión no ocultaba la preocupación que yacía en su interior.

Naruto, su hermano pequeño, hace un día entero que no había regresado al hogar.

No se hallaba en el trabajo, no se hallaba entrenando a las afueras del hogar, no se hallaba en ningún otro establecimiento que concurría.

- (Tiene que estar en el Calabozo)- pensó Bell cerrando sus párpados.

Ya había esperado mucho tiempo, iría a buscarlo.

Giró la cabeza observando a Hestia durmiendo cómodamente en el sillón. Mentirle a su diosa fue realmente difícil de hacer, no solo actuar para que lo creyera, sino doloroso por la mentira en si. Sentía que la traicionaba.

Sin embargo, como dice el dicho, las mentiras tenían patas cortas. Sobretodo si se trataba del instinto maternal puesto aprueba.

- Seis horas-

Bell abrió sosprendido sus párpados observando a Hestia, quien le devolvía el duelo de miradas. La diosa tenía una expresión severa en sus lindas facciones.

- Eres un pésimo mentiroso, simplemente no te sale- mencionó Hestia sentándose-. Ve a buscar a tu hermano. Tienes seis horas. Sino no lo encuentras tu, yo misma iré al Calabozo- sentenció con un tono firme de voz.

Bell asintió apresurado, trastabillando con sus pasos veloces intentando huir.

Cuando se lo proponía, Hestia daba miedo. O más bien, su contraparte, la Diosa Vesta.

Lamentablemente para Bell, su encuentro temprano con su hermano sería postergado; en su lugar, cierto minotauro se cruzaría en su camino, dando inicio a una rivalidad, y una nueva aventura.

X~X~X

22 horas antes. Calabozo, Piso 10.

Silencio.

Ni siquiera las pequeñas placas de aquella armadura negra resonaban en el ambiente. A pesar de la ligera neblina, se podía apreciar aquellas dos figuras que ahora se observaban en la escena.

Era fuerte.

Aquel fue el pensamiento de Naruto al mirar al sujeto frente a el.

Alto y muy musculoso con cabello y ojos color óxido junto con un par de orejas de jabalí. Su vestimenta era distinta a la del Espadachín Negro.

Mientras el hijo de Hestia llevaba la armadura protegiéndolo como una coraza de los ataques exteriores, aquel hombre con su playera azul oscura sin mangas con una parte pectoral roja con una parte parecida a un collar, pantalones grises, parecía estar gritándole al mundo: Ataca, nada me va a lastimar.

- Escapa- advirtió Puck.

La expresión simplona del espíritu, la expresión divertida e bufona que solía llevar día a día, se había esfumado dando a paso a una mirada preocupada sin perder de atención al sujeto frente a Naruto.

- No se quién es este sujeto, pero de algo estoy seguro, Naruto. Este tipo está a otro nivel. Un escalón muy por encima de donde tú estas actualmente- exclamo Puck dando un paso hacia atrás, retrocediendo.

En la naturaleza, los animales tenían distintos mecanismos de defensa ante un depredador más grande que el. Algunos huían, otros abrían sus plumas o boca para parecer más grandes, otros se cubrían con sus punzantes púas o se resguardaban tras sus caparazones, otros espulzaban venenos, y otros...

Ottar, el Rey, el aventurero de nivel 7, uno de los únicos dos en todo el mundo, desfundó su espada apuntando hacia su oponente.

No estaba allí para hablar, aquel pensamiento paso por la mente de Naruto al ver al sujeto prepararse.

Respiración estable, espada erguida, rodillas flexionadas, mirada sería.

Aquel sujeto estaba aquí para pelear.

Y él, respondería a su acción.

Naruto imitó el mismo movimiento de Ottar, blandiendo aquel enorme pedazo de metal negro oxidado manchado por la sangre de los monstruos.

Los ojos rojos del aventurero mudo observaron fijamente el rostro de Ottar.

¿En qué momento se hizo más grande...?

El aura que rodeaba a Ottar se intensificó dando la ilusión que ahora el sujeto era cinco veces más grande.

Las manos de Naruto temblaron levemente agarrando con más fuerza el mango de su arma.

- ¡Graaaaah!-

Fue un rugido inconsciente...

Para evitar que la grandeza de su oponente lo conquistara...

Esa fue la primera reacción de Naruto ante Ottar, el Rey.

Fin del capítulo.

Muchas gracias por leer. Espero que les haya gustado.

¡Seguidme si no lo estás, y únete a esta familia de aventureros!

Nos leemos en el próximo capítulo.

Bye-bye~

Espadachín Negro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora