XV.

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No iría a dormir temprano a su hogar hoy. No. Ni de chiste. Primero tendría que revisar su nueva adquisición, la magia.

Los ojos ojos del aventurero nivel 1, Naruto Cranel, se fijaron en aquel escenario tan rutinario, pero al mismo tiempo entrañable.

El Calabozo.

- ¿Donde vamos? ¿Donde vamos?- preguntó Puck volando alrededor del muchacho como si fuese un pequeño mosquito zumbando-. ¡Dimeee!- el espíritu soltó una pequeña risa dándose cuenta de su error-. No literal, ya que no puedes hablar. Me refería a telepáticamente- mencionó ahogando carcajada.

¡Tick!

De un manotazo, Naruto mando a volar al pequeño hacia otro lado.

Ya tenia suficiente idioteces el día de hoy.

Primero se queda inconsciente tras adquirir la magia del espíritu molesto. Segundo, tenia que aguantarse a Puck hablando sin cesar todo el tiempo. Y tercero, unos idiotas se quisieron sobrepasar con Ayame, la hija de su jefe.

En cuanto a lo último, bueno, estaba seguro que aquellos miembros de la Familia Apolo no volverían a molestar nuevamente.

- (No molestes, imbecil)- pensó Naruto viendo a Puck.

Ahora que se detenía a pensar, ¿Puck era hombre o mujer? Su cuerpo no presentaba ningún rasgo destacable en algún genero. ¿Los espíritus tenían genero?

Lo que sea, esa "cosa" era molesta.

- ¡No soy una cosa, soy Puck!- exclamo el espíritu volando rápidamente hacía su usuario para tirar de una de sus mejillas.

- (Vine a probar mi magia. Así que, o te largas o te callas)- pensó Naruto reiniciando su paso.

Puck cerro su boca mientras hacia un saludo militar.

A pesar de las estrellas y la Luna en lo más alto del cielo, alumbrando las calles de Orario, la ciudad aún no dormía. Los borrachos aún cantaban mostrándole su peculiar melodía tiñendo las calles de ruido, para molestia de las personas que se levantaban temprano para el trabajo.

- (Hoy llegaré un poco tarde, Bell, Hestia)- pensó Naruto sonriendo levemente.

Aquellos dos se preocuparían al no ver al muchacho llegar a horario después de su jornada laboral en Ichiraku.

Pediría disculpas más tarde.

Los ojos rojos del muchacho se centraron en el rascacielos blanco.

El primer piso del Calabozo lo esperaba.

X~X~X

¡Pump!

Las risas infantiles inundaron la escena.

Un grupo de niños reía rodeando en circulo a una pequeña sombra que yacía en el suelo.

- ¡Vamos! ¡Vamos! ¡¿Como dijiste?!- preguntó el pequeño que parecía el jefe de la banda.

El niño, tirado en medio de los arrozales, se cubría el rostro en un intento de amortiguar los golpes. Su cabello y cuerpo se encontraban manchados por el barro.

Pero, aún así, sus ojos rojos brillaban entre la suciedad.

- ¿Como dijiste, sucio granjero?- exclamo uno de ellos pateando al muchacho.

La mayoría de los niños pisoteaban la vegetación arruinando la cosecha.

- Y- Y- Yo-o-o no- no-no- el niño en el suelo no parecía poder expresarse bien.

Espadachín Negro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora