—Buenos días, Ollie —dicen Audrey y Kiki a la par.
Les dediqué una sonrisa mientras cerraba la puerta de mi dormitorio y me acercaba a ellas para saludar.
—Buenos días, chicas.
—¿La pesada de tu compañera no viene con nosotras? —pregunta Kiki alejándose de la pared y mirar con recelo la puerta detrás de mí.
Negué con la cabeza.
—No, ella salió bastante temprano. Creo que iba a correr o algo así —digo con un gesto dudoso. Pues ella no dijo nada cuando se marchó, solo pude ver que llevaba un atuendo deportivo y como tomaba su bolso antes de irse.
—Mhm, ya veo...
Sonreí ante la mueca de decepción que Kiki hace, y las tres comenzar a caminar por el corredor hasta el ascensor.
—¿Y las cosas entre ustedes si mejoraron después de que nos fuimos? —pregunta Audrey a lo que yo respondo afirmativamente con un gesto de cabeza.
—Sí, estuvimos hablando un poco y no resulto ser tan malo. Creo que solo es cuestión de tiempo para adaptarnos a las costumbres una de la otra.
—Eso es bueno.
—No lo sé... —Kiki niega poco convencida antes de mirarme— Tú solo dime si necesitas que saque mi bate de béisbol y lo usemos en su contra, Ollie.
Emití una risa suave.
—Claro, te avisaré en cuanto necesite apoyo extra.
Ella asiente firme y orgullosa. Audrey niega con un resoplido, ocultando una pequeña —no del todo desapercibida—sonrisa.
Salimos entre charlas animadas de la residencia y nos dirigimos hacia el comedor universitario, después de que Audrey nos mostrara brevemente el campus, el cual me sorprendió por la cantidad de edificios y servicios de los que disponía. Contando con un gran campo de césped, un parque, una biblioteca amplia, un gimnasio, canchas deportivas para varios deportes, varias cafeterías y muchos otros establecimientos que decidimos omitir cuando nuestros estómagos comenzaron a rugir de hambre.
—¡Chicas! —Una voz familiar nos llamó desde una mesa a pocos metros. Era Luke, con una sonrisa entusiasta y agitando levemente la mano para que nos acerquemos—. Por aquí.
Con una sonrísa nos acercamos a él.
—¿Cómo amanecieron? —pregunta.
—Con las tripas vacías —dice Kiki adelantándose antes que Audrey yo pudiésemos responder y vernos reir de su gesto quejico por el hambre.
—Bueno, mejor ir haciendo la fila para pedir. Oye, Au... —él apunta la mesa vacía a su lado — Aparte el mismo lugar de siempre para nosotros.
—Genial.
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Te amaré hasta mi último aliento
RomantikOllie es una chica que creció en el campo, pero que gracias a una beca tiene la oportunidad de estudiar la carrera que ha querido desde pequeña en una de las mejores universidades del país, pero más allá de cumplir su propósito, tendrá que verse env...