Dejo ir un profundo suspiro masajeando de mi nuca con ambas manos y haciendo girar de mi cabeza en círculos. Un intento fallido de perder la tensión que se ha acumulado durante este largo día en todo mi cuerpo y llevándose la mayor responsabilidad Selene.
Decidí no darle más vueltas al asunto y simplemente giré el cerrojo para abrir la puerta de mi dormitorio. Al cerrarla, me percaté de inmediato que mi compañera de cuarto no se encontraba presente en la habitación, lo que me pareció extraño considerando la hora. Estaba exhausta, así que no quise pensar mucho al respecto y en lugar de dejarme llevar por la tentación de ir directamente a mi cama, opté por tomar un baño primero.
De camino al armario, siento la vibración de mi celular en el bolsillo del pantalón. Con cansancio, saco el teléfono y al ver quién llama, bastó para que la fatiga desaparezca al instante de mi rostro siendo reemplazada por un gran sonrisa de felicidad.
—¡Papá! —no puedo evitar mostrarme emocionada al escuchar su voz y risa al otro lado del aparato.
—Hola, cariño. ¿Cómo estás? ¿Qué tal van las clases?
—Sí, en realidad todo está yendo bien —respondí, tomando asiento en el borde de la cama y dejando mi bolso y llaves a un lado—. Los profesores son más exigentes de lo esperado, pero en general he aprendido mucho y las cosas van marchando bien por aquí.
—Me alegra oírte decir eso, hija. Siempre has sido toda una guerrera. Mantente así y el segundo año estará a la vuelta de la esquina.
Me eché a reír.
—Creo que aún falta mucho para eso, vaquero.
—Bueno si, pero tú ahí firme como roble, ¿eh?
—Ni siquiera lo dudes —respondí con una amplia sonrisa al poder imaginar sus ojos brillantes y llenos de orgullo a pesar de no estar frente a mí—. ¿Y tú? ¿Cómo estás? ¿Cómo van las cosas en casa?
Papá me sorprendió al contarme que habíamos logrado reunir suficiente para comprar una máquina abonadora, estaba algo usada, pero la probó y estaba funcionando a la perfección. Nuestro vecino Roger y buen amigo suyo, le ayudó a transportarla a la casa y darle el mantenimiento necesario. Mi padre sonaba tan entusiasmado y contento con su nueva adquisición que solo procuré guardar silencio y escucharlo. Felíz y contagiada de su emoción.
Ambos sabíamos que aún faltaba mucho para que pudiera empezar a trabajar las pocas tierras que quedaban en casa, aún así, papá nunca perdía la esperanza de algún día poder darles vida otra vez.
—No te sobre esfuerces demasiado, por favor. Tómalo con calma —le suplico, conociendo lo terco que es y esperando que al menos me escuché un poco.
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Te amaré hasta mi último aliento
RomanceOllie es una chica que creció en el campo, pero que gracias a una beca tiene la oportunidad de estudiar la carrera que ha querido desde pequeña en una de las mejores universidades del país, pero más allá de cumplir su propósito, tendrá que verse env...