Capítulo 5~ Una mariposa lejos de casa, parte 2

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—¡No puede ser! —sus manos se juntan en aplausos nada sonoros, dando pequeños brincos desde su asiento con una enorme sonrisa—

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—¡No puede ser! —sus manos se juntan en aplausos nada sonoros, dando pequeños brincos desde su asiento con una enorme sonrisa—. Entonces eso significa que estamos yendo a la misma universidad, Ollie.

Abrí los ojos con sorpresa.

—¿De verdad? ¿También entraste a Riota?

—Yep, yep. ¿Puedes creer lo pequeño que es el mundo?

—Bueno... En realidad, sería lo pequeño de esta cabina.

—¿Eh?

—Sí. Bueno, dado que dices mundo... pero nos acabamos de conocer en una cabina que va hacia la misma dirección, por lo tanto, sería... —detengo mis palabras cuando sus ojos se achican más y más mediante voy dando una explicación que no parece ser del todo comprendida. Sonreí negando—. No importa. Entonces... ¿Este también sería tu primer año o ya llevas estudiando un tiempo?

—Mi primer año en diseño de interiores—se señala con su dedo pulgar y un gesto de orgullo hacía si misma, emitiendo un pequeño sonido de "jo, jo, jo". Mi sonrisa se vuelve mucho más grande —¿Qué hay de ti? ¿Qué piensas estudiar?

—Ingeniería agronómica.

—Ayayai.

Ella mira hacia la ventana con un ojo entrecerrado y labios entre abiertos, durando así unos poco segundos y volver a mi agitando de su cabeza en negación.

—No tengo idea de que va. Conozco varias ramas de la ingeniería, pero esta no me suena, aunque si pongo a trabajar mi cerebro —rasca de su barbilla alargando un poco sus últimas palabras—, supongo que va dirigido a la agricultura, ¿o me equivoco?

Negué con una sonrisa.

—Va de la mano tanto de la agricultura como de la ganadería.

—Ya veo... ¿Y por qué elegiste esto, boo? —Antes que pusiese hablar ella pone su palma enfrente de mí y agitandola—. Espera, espera.

Sus siguientes movimientos fueron ponerse de pie en un brinco y apoyarse de la mesa observándome detalladamente. De repente me sentí expuesta bajo sus grandes ojos cafés.

Mmm... Ahora ya entiendo porque tienes esa aura tan peculiar. Si, si —ella asiente—. Esa chaqueta de cuadros, tus vaqueros gruesos, un bonito y delicado cabello virgen —sus dedos atrapan algunos mechones de este al sentarse, lo acomodo detrás de mi oreja cuando lo deja ir y guardar silencio en lo que sus ojos intensos siguen un recorrido por todo mi rostro—, sin nada de maquillaje y ojitos brillantes de purita inocencia... Sí, sí, pero si todo está clarísimo.

—Lo... ¿Está?

—No solo eres americana, Ollie, dah —sus ojos dan un giro hacia arriba—. Si no que también vienes del campo —deja ir una risita alegre por su nuevo descubrimiento.

Te amaré hasta mi último alientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora