Capítulo 29~ Todos tenemos una historia que contar, parte 3

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—Como vuelva a desconfiar de ti, prométeme que me patearás el trasero hasta entrar en razón —exige Gigi con una mirada aguda en mi dirección

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—Como vuelva a desconfiar de ti, prométeme que me patearás el trasero hasta entrar en razón —exige Gigi con una mirada aguda en mi dirección.

—Claro que lo hará, y si ella no lo hace, te prometo que yo no dudaré ni un solo segundo en hacerlo —se adelanta Eli tomando de su brazo como saco de boxeo con puños flojos y mejillas infladas de fingido enfado. Entre risas, Gigi asiente con la cabeza y la atrae a ella con brazo descansando sobre sus hombros.

—Entonces, ¿eso quiere decir que todo está arreglado entre ustedes ahora? —pregunta Pía, inquisitiva.

Gigi y yo nos miramos por encima de nuestros hombros, dibujando una sonrisa cómplice en los labios.

—Lo está —dijimos a la par.

Eli agradece a señor diciendo que ya era hora mientras Pía y Ollie de pie frente a nosotras sonríen con alivio. Centro mi atención en la sureña y cuando sus ojos claros capturan los míos con un movimiento suave de cabeza le pido que me acompañe un momento para hablar.

Fuimos a un rincón de la sala y de brazos cruzados contra el pecho observo el exterior a través de la puerta de cristal que da con el patio trasero. La lluvia hace unos minutos que había cesado por completo y la luz haber regresado, sin embargo, todo seguía igual de solitario y silencioso afuera.

—Me alegra de que hayan podido resolverlo —dice de pie frente a mí y observando sobre su hombro derecho en dirección a las chicas que se mantienen a unos pocos metros de distancia, bromeando entre sí con risas de por medio. Ollie vuelve a mí con un gesto que refleja preocupación ante mi silencio—. ¿Cómo te sientes al respecto?

Sacudo la cabeza ligeramente.

—¿Siendo sincera? Sigo sin saberlo con certeza —admito al no poder alejar del todo la sorpresa y siéndome difícil asimilar el cómo me sentía todavía—. ¿Feliz, quizás?, pero sin duda muy aliviada... Hace mucho que no me siento así.

—Pero eso es algo bueno, ¿no?

Le sonrío.

—Lo es. Es claro que nos tomará un tiempo, ya sabes, ser lo cercanas que solíamos ser, pero Gigi no cree que sea algo del todo imposible de lograr.

—¿Y tú?

—No tengo razones para no pensar igual.

—¿Significa esto que volverás a confiar en ella?, ¿en las personas?... —duda, tragando saliva y dándome una mirada directa a los ojos llena de esperanza e incertidumbre—. ¿En mí?

Reprimo una risa no del todo lograda, y sin dejar de mirarla, sonreír.

—En las personas... lo dudo mucho. En Gigi, ya veremos. Y en cuanto a ti... —chasqueo la lengua sin alejarme del todo de mi diversión— Si me tienes paciencia como hasta ahora, puede que poco a poco lo logré hacer.

Te amaré hasta mi último alientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora