—Te sientes... ¿mejor?
Asentí con la cabeza dejando de estar apoyada de mis rodillas y en cambio apoyar una mano en el coche de Selene, consciente aún de mi temblor e inestabilidad. Tomé una respiración profunda, sintiendo como el frío de la noche entra en mi pecho y con el pasar de los segundos mis sentidos empezar a recuperar su normalidad.
—Estás muy pálida. ¿Segura que no quieres ir a un hospital?
Ella seguía usando ese tono de preocupación conmigo desde que se orilló en medio de la carretera y bajamos del auto. Ni siquiera tiene sentido después de lo que me hizo pasar y por su culpa haber tenido un ataque de pánico.
Su mano se extiende hacía mi rostro en un intento de apartar mi cabello de el, pero que con un manotazo mío evitó su contacto. Retrocedí un paso de ella, mirándole con desprecio.
Un sudor frío perló la frente de Selene en lo que tragaba saliva.
Apreté más los puños de mis manos caídas a los costados del cuerpo, doloroso, sintiendo la impotencia ir acumulándose fuertemente dentro de mí, pero sus ojos caer en mi gesto con preocupación me hace dejar de hacerlo y alejar cualquier pensamiento impulsivo de mi mente.
Suspiré agotada.
—O-ollie... —avanza un paso hacía mí con cautela, conteniéndose de querer tomar mi brazo con su mano—. No sabía que te pondrías así, no fue mi intención. Lo juro.
—Eso ya no importa... —musité, bajando la cabeza y observar de mis tenis blancos algo desgastados.
—¿Cómo dices?
—Que ya no importa. Llévame de vuelta, quiero irme de aquí —demandé con firmeza antes de abrir la puerta del auto y subir. Evite mirar a Selene los segundos que se quedó allí, paralizada sobre la grama, observándome y también cuando rodeo el auto para subir.
Noto por el rabillo de mi ojo como su cuerpo se gira en mi dirección y no dejar de mirarme en lo que me abrochaba el cinturón.
—Selene, solo llévame de vuelta, por favor.
—Con una condición.
—¿Es en serio? —gruño indignada para tan solo verla asentir.
—Ven a cenar conmigo.
Sacudí la cabeza, atónita.
Tiene que ser una broma...
—Hablemos y hagamos que este mal rato quede en el olvido. Al menos, permíteme eso, por favor.
—Crees que después de todo lo que dijiste, ¿todavía me apetece cenar contigo? —resoplo en una sonrisa desdeñosa, pero me veo obligada apretar los labios al sentirlos temblar y mis ojos escocer cada vez más al mantener su mirada. Sacudí la cabeza girando mi rostro hacía la ventana, ignorándola y negada a derramar cualquier lágrima a causa suya—. Llévame de regreso.
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Te amaré hasta mi último aliento
RomanceOllie es una chica que creció en el campo, pero que gracias a una beca tiene la oportunidad de estudiar la carrera que ha querido desde pequeña en una de las mejores universidades del país, pero más allá de cumplir su propósito, tendrá que verse env...