N°26 | 𝐁𝐢𝐞𝐧𝐯𝐞𝐧𝐢𝐝𝐨 𝐬𝐞𝐚𝐬

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Chicago salió furiosa del cuarto de Scarlett, la rabia le recorría desde la cabeza a los pies, traía aún atorado el coraje hacia ella.

La chica miró a su papá fría y estática en su lugar, tocó su mejilla donde recibió minutos antes la bofetada de la rubia.

—Tu esposa me pegó, ¿vas a permitirlo?— gruñó.

Michael también seguía enojado con su hija, le dolía la cabeza a mas no poder.

—Te lo merecías— el rizado le contesta— Si yo no puedo hacerlo entonces ella lo hará— él se acerca a Scarlett— Te lo dije muy bien cuando todo esto empezó, Chicago es mi esposa, y ahora es tu madre, o madrastra, como quieras llamarle, te rogué que fueras linda y amable con todos y no lo hiciste, cruzaste la línea dañando a mi hijo que no te ha hecho nada a ti.

—¿Y yo no soy tu hija?— la voz se le quebró.

—Adoptiva, lo eres— Michael respiró antes de decir eso— Que te quede ahora muy en claro que lo que le hiciste a Polo va a tener sus consecuencias, te agrego un mes más de castigo, ¿cómo pudiste haberle arruinado su tarea del colegio?, ¡¿acaso no piensas?!

—Papá, por Dios— Scarlett se sienta en su cama completamente rota— Te volviste loco desde que esa mujer regresó a tu vida, ya no pasas tiempo conmigo, me ignoras y parece que solo esa tipa y sus hijos te importan.

Michael suspira, se sentía mal, incluso los ojos se le nublan por la cantidad de problemas que han pasado en pocos días.

—Yo... le hice muchísimo daño a Chio hace un largo tiempo, y ahora estoy tratando de ser mejor hombre para ella, de ser quien la merezca, recuperarla es lo mejor que me ha pasado. Y te amo Scarlett, contigo aprendí a ser responsable por alguien más que no fuera yo, cuando te encontré también lo único que quería era estar contigo y cuidarte, nunca tuviste a nadie más que no fuera a mi, siempre pensé que te hacía falta una figura materna.

—Claro que no— ella dice entre dientes.

—Hablé con Chicago y le pedí que se acercara a ti, que se llevara bien contigo, que te protegiera, que fuera esa madre que necesitas. Y tu nunca la dejaste.

—Yo no necesito una madre, papá, no la necesito— Scarlett comienza a llorar viendo a Michael.

—Todos la necesitamos, hija, no te engañes a ti misma— él baja la cabeza— Colmaste la paciencia de Chio y ahora mira lo que provocaste, definitivamente se que no eres una persona excelente, y es mi culpa. Pero tengo una esposa, Scar, tengo una increíble esposa y quiero ser feliz con ella y mis hijos, con todos— él recalca— Chicago puede hacer lo que quiera en esta casa, es suya, hace unas semanas coloque la mansión a su nombre, ella es el amor de mi vida y lamento decepcionarte pero ya no eres la única mujer en mi vida. Lo siento.

La chica muerde su labio inferior mientras tiembla, su papá ya no era su papá.

—P-Pero...

—Yo nunca quise pegarte para castigarte o reprimirte, pero acabas de ser extremadamente grosera con Chicago y te merecías esa bofetada, lo sabes bien— Michael mete las manos en sus bolsillos del pantalón— No te voy a pedir que te disculpes con ella o con Polo o con Santi, pero ya estás por cumplir la mayoría de edad, y si no cambias tu actitud con mi esposa y nuestros hijos... temo que tendrás que irte de esta casa, Scarlett.

Ella abre la boca estupefacta y se pone de pie con el mundo cayéndosele encima, en dos segundos.

—¿Serías capaz de correrme solo para quedarte con esa mujer?— cuestiona negando con la cabeza.

—No voy a correrte, tu misma vas a ganar tu salida de aquí si sigues siendo horrible con la gente que amo— el rizado camina hasta la puerta, pero vuelve a girarse unos centímetros— También te amo a ti, Scar, eres mi princesa, pero las princesas también llegan a fastidiar al rey, entonces merecen ser echadas del palacio.

𝐂𝐇𝐈𝐂𝐀𝐆𝐎 | Michael Jackson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora