6• 𝐌𝐚𝐧𝐚𝐠𝐞𝐫

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fantasma !!!

(.....)


Esa misma noche, Chicago cayó en un círculo de culpa, estaba acostada en una cama, sin ropa y con una estrella del pop a su lado.

¿Cómo había llegado hasta ahí?, era lo único que pasaba por su mente.

—Chio...— la voz suave de su acompañante la sacó del transe, y volteó a verlo, era como apreciar a un ángel sobre la tierra— ¿Ocurre algo?

Michael estaba confundido, no entendía la reacción de la rubia y sobre todo porque fue ella quién llegó a su habitación de hotel, no fue un buen sexo porque ambos estaban tensos, sobre todo ella, la incomodidad traspasó cualquier clase de placer que pudo haber existido.

—Nos vemos luego— Chicago se levantó de la cama de una buena vez y recogió su ropa del suelo, sentía frío y el cuerpo le dolía.

El rizado en automático se vistió también pero para ir a detenerla, aún así ella era rápida. Chio corrió hasta la puerta de la habitación pero la mano de Michael le impidió hacer otro movimiento.

—Chicago espera, no te vayas, por favor— él le pidió con esperanzas, la rubia negó inmediatamente y se soltó de su agarre— ¿Qué pasa?

Y sin decir ni una sola palabra, dejando ahí a Michael... tan misteriosa como había llegado, tan misteriosa como se fue.

Chicago corrió buscando su auto que la llevara a casa ya, no soportaba la presión que en su cuello de repente apareció, sus piernas temblaban, su cabello estaba despeinado y sumamente desordenado, igual que sus pensamientos.

En cuanto llegó a su hogar, bajó azotando la puerta del coche y huyendo hasta entrar y por fin encontrarse en la calidez de la casa donde vivía con su familia.

—¿Chio?— la llaman desde la sala, la mujer voltea asustada y es ahí cuando ve como Tristan se para del sofá y se acerca a ella— ¿Estás bien?— él le pregunta un poco angustiado.

Y en un segundo, la vista de la rubia va a parar hasta un estante cerca de la sala, donde tenían muchas fotos y cuadros, donde aparecían los niños y el matrimonio también. Pero una foto le hizo una grieta en su cordura y en la capa más fina de su corazón.

Vió en ese mismo estante una foto de ella y Tristan. Recientemente.

Y sus ojos se cristalizaron para después las lágrimas bajar por sus mejillas

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Y sus ojos se cristalizaron para después las lágrimas bajar por sus mejillas.

—Por Dios, dime algo— Tristan le vuelve a hablar porque ella no responde.

—Lo siento tanto— Chicago corre a abrazar a su esposo con tanta fuerza que parece no querer soltarlo. El hombre se asusta más pero la recibe sin dudarlo y la protege en sus brazos aunque no sepa exactamente de qué la estaba protegiendo.

𝐂𝐇𝐈𝐂𝐀𝐆𝐎 | Michael Jackson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora