Después de lo que muchos llamarían "pasar por el peor infierno": la escuela y la adolescencia,
Tom Marvolo Riddle se graduó de Hogwarts, siendo el mejor alumno, el chico que todos esperaban que fuera el ministro de magia más joven de la historia, u...
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Riddle era del tipo de personas que siempre se tomó todo a pecho, una mala mirada, un gesto que para él fuera insultante, que alguien siquiera se atreviera siquiera a rozar su hombro por error, era un detonante de su ira y deseos de venganza.
Sinceramente con la edad su ira y deseos de destruir lo que sea que le irritara, aumento hasta un punto donde no existió el retorno.
Siempre llevaba en su mente la cuenta de cada ofensa a su persona y para aquellos años existía una persona que jamás había hecho pagar por el peso de cada ultraje, Dumbledore.
Probablemente estaba actuando demasiado pronto, si, él lo sabía, pero a veces lo más esperado es lo más inesperado para personas con un perfil social como el suyo, más considerando que el subdirector de la escuela conocía la forma en que se deslizaba por sus presas, por lo que ahora debía hacer acto de las tácticas más bajas y que su yo más joven jamás aprobaría por la sola idea de ser atrapado y expulsado.
Aprovechando su mayoría de edad y que su varita no podía ser rastreada era el momento de cobrarle algunas injurias de ese hombre.
De haber estado aun en la escuela no actuaria de manera tan precipitada, pero el estado actual del mundo mágico era un gran pretexto para actuar y pasar desapercibido.
Tom suavemente agito su varita, girando lentamente la cuchara de su viejo y gastado caldero y con sumo cuidado comenzó a meter en este los ingredientes necesarios, que días atrás había conseguido gracias a sus seguidores y simpatizantes.
A Albus y a Dippet les iba a doler el haberlo rechazado, tanto que ellos le rogarían que tomara el estúpido puesto de profesor y él dignamente se daría el lujo de negarlo bajo la excusa de que era joven y pasaría desapercibido como simple asistente en una tienda de antigüedades, hasta que cualquier duda a su persona desapareciera y así tomar por fin el puesto que era suyo como profesor de defensa contra las artes oscuras.
Suavemente comenzó a murmurar las antiguas palabras correctas, para poder dotar e invocar de magia oscura para su egoísta propósito.
"-Profanus et aeternus, omni anno, sine vita, quas tenebras domare studet, si ista potestas non est mea, nullius erit. Poenitentiam doloris et lacrimae, si non morieris, peior erit vita tua quam cogitatio moriendi."
(Profano y eterno, a cada año, sin vida al que la oscuridad intente doblegar, si ese poder no es mío, de nadie será. Una penitencia de dolor y lágrimas, si no muere, su vida será peor que la idea de morir.)
Con su varita, suavemente continúo mezclando los ingredientes mientras recitaba su dharma una y otra vez, mientras la magia corría desde su núcleo interno, sus músculos, nervios, sus dedos y finalmente, su varita para poder golpear y someter la mezcla a sus deseos.
En cuanto la poción de su caldero se tornó de un tono verdoso, con el apoyo de unas pinzas metálicas, tomo un cuchillo de hierro puro y con sumo cuidado de no salpicarse a sí mismo o manchar algún otro objeto con la pócima y maldición, lo hundió dentro del caldero.
