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Para fortuna de Tom, irónicamente esa semana y la siguiente resultaron ser, extrañamente tranquilas, ni lord Bleu, ni Borgin, ni el idiota de Mulciber, ni la reciente aparición de Haya, hicieron algo para molestarle, tanto que por fin pudo hacer tiempo para volver a su interés principal, buscar las reliquias de Hogwarts.

Con suavidad golpeo la mesa con su varita y desplego sobre su mesa un mapa, donde en esquinas había lugares marcados, la gran mayoría tachados y con notas agregadas, con suavidad tomo su pluma y tacho con firmeza el lugar donde el mapa marcaba a Borgin y Burkes y justa a lado escribió. "Agenda de clientes potenciales."

Terminando dejando la pluma sobre la mesa, para poco después rebuscar en su saco, hasta que saco una vieja, sucia y arrugada libreta, tomando un pergamino limpio comenzó a transcribir los datos de cada persona que de una u otra forma había llegado a tener un trato con Borgin.

Suavemente hojeo y reviso minuciosamente cada palabra, se detuvo abruptamente en cuando llego a un apartado donde la sección especificada para poner el nombre del cliente decía.

"Pordiosera."

Con suavidad arrugo sus cejas y volcó su atención en ese apartado.

"Jueves 20 de diciembre de 1926. Una muchacha de apariencia deplorable, entro a la tienda desesperada, intente sacarla a patadas, pero pronto me detuve en cuanto note que entre sus sucios dedos un objeto resplandecía."

"De un color dorado pulcro y sin ninguna marca que devaluara su valor, ante mis ojos la imponente magia de un verdadero objeto de Salazar Slytherin, resplandeció."

"Majestuoso, como elegante, del objeto lo más destacable era la gran y enorme "S" que se formaba por las pequeñas y delicadas incrustaciones de esmeraldas y en la tapa trasera lo que parecían palabras en una lengua muerta eran lo que le daban el valor adicional."

"Comprado por el monto de 10 galeones."

"Numero de control. 13-A-48."

Ese viejo de mierda lo tenía oculto, pero él no dudaría de arrancarle lo que le pertenecía de sus asquerosos dedos, con suavidad anoto el número y hojeo el libro hasta las últimas hojas donde con minucioso cuidado busco el número de control, no demoro en encontrarlo, en 1930 el objeto fue vendido...

En cuanto vio el monto lanzo la libreta contra el suelo.

2,000,000 de galeones.

Ese hijo de perra...

Había estafado a su madre, 10 galeones... el 0.0001% de lo que fue el precio de venta final.

Con un tercio del valor del guardapelo, su madre probablemente no hubiera muerto y él nunca hubiera tenido que pisar ese orfanato, la culpa de la vida de mierda que vivió en su infancia, ahora tenía rostro y nombre: Caractacus Burke, el jefe de su jefe.

El que pagaba su miserable salario.

Que irónica era la vida, un día despreciabas a una mujer y la estafabas y años después el hijo de la misma mujer planeaba como matarte.

Tomo su varita y con un ligero movimiento de su muñeca, evoco que la magia borrara la marca que había hecho sobre el lugar con rapidez volvió a tomar la pluma y en cambio escribió.

"Venganza."

Impávido, tomo asiento en una de las sillas de la sala e inclino su cabeza hacia atrás pensativo, mientras que sus dedos con firmeza golpeaban la dura superficie de la mesa, provocando que de este objeto el sonido constante del clac, resonara.

Dejando escapar una risa tétrica, se levando de golpe y agito su varita, guardando en segundos las cosas que tenía en la mesa.

Agito su varita y abrió la puerta del que había sido su habitación, atrayendo la atención del pequeño Adam, que suavemente ladeo la cabeza sin comprender que estaba pasando.

//Cancelada//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora