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19:40, Hounslow, Londres.

Los últimos rayos del crepúsculo terminaban de golpear el cielo.

De entre las sombras un grupo de hombres elegantemente vestidos y con antifaces merodeaban a la espera de las ordenes de su amo.

Recargado sobre una pared, Lord Voldemort aspiraba los últimos despojos de su puro, en cuanto termino, dejo caer el puro al suelo y firmemente lo piso, acabando con la luz de este.

El suave campaneo de la iglesia cercana retumbo, por lo que sin dudar tomo entre sus manos la máscara que le correspondía a él y pulcramente llevo la capucha de su larga y negra capa, ocultando con esta, cualquier rastro que revelara su identidad ante el mundo mágico.

Esto estaba fuera de su completo control.

Sus planes, gracias a Lord Bleu, se estaban yendo al caño.

Aun no era tiempo de que el mundo conociera a Lord Voldemort, aun no daba con las reliquias de Hogwarts, la copa, el relicario y la diadema... pero no tenía otra alternativa para salir de esto, al menos no sin manchar la imagen que con sumo cuidado y largos años, había creado para su mejor títere en este juego, Tom Marvolo Riddle.

De entre las sombras por fin salió, atrayendo a su vez la atención de sus caballeros, los cuales no dudaron en hacer una reverencia en cuanto notaron su presencia.

Mulciber, que al igual que todos, mantenía su rostro oculto tras una máscara, no demoro en acercarse y ofrecerle un par de guantes oscuros, que no demoro en tomar y colocarse.

Si quería hacer esto bien, no podía dejar evidencia de que estuvo ahí.

Ni un cabello, ni una sola huella, tal como había aprendido cuando se abrió la investigación de la muerte de su familia paterna y con la muerte de esa mocosa de lentes, que ni recordaba su nombre.

Un par de hombres de entre la oscuridad salieron y mostrando su marca tenebrosa es que lograron acercarse a donde su amo esperaba noticias, estos no dudaron en ponerse de rodillas.

—Han llegado.

Replico uno de los enmascarados recién llegados y Voldemort no dudo en tomar la delantera para llegar al lugar donde la tarima estaba siendo colocada.

Llevando sus frías y largas manos a las bolsas de su capa, con suavidad tanteo su varita y la saco de la misma.

Sus oscuros ojos se posaron en la decoración, era simple y oscura, donde las palabras "Aeternum somnium and the maidens of betrayal" era el titulo que coronaba el evento.

Voldemort observo todo en completo silencio, en cuanto noto que la gente comenzaba a rodear el lugar sin dudar levanto su varita y replico un hechizo que sus seguidores y el conocían a la perfección.

—Avada kedavra.

Golpeando a su vez a una pareja de jóvenes, que atentos miraban el inicio de la función.

La maldición asesina no demoro en llevarse consigo los despojos de humanidad y a su vez traer consigo el pánico y terror de tanto magos como mugles, dada la señal, los demás caballeros de Walpurgis no demoraron en lanzar a diestra y siniestra hechizos igual de mortales o parecidos.

Atrayendo a su vez la atención del grupo que Voldemort y sus aliados esperaban, antes de que estos pudieran acercarse, Voldemort tomo el control, colocándose frente de todos sus seguidores y con varita en mano apunto al cielo.

— Morsmordre...

De su varita algo grande, verde y brillante salió de la oscuridad, aquella luz no demoro en golpear con violencia el cielo y rápidamente formar una figura en el mismo cielo, se trataba de una calavera de tamaño colosal, compuesta de lo que parecían estrellas de color esmeralda y con una lengua en forma de serpiente que le salía de la boca.

//Cancelada//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora