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Natanael Adam, aburrido con suavidad mantenía su cabeza sobre la mesa de madera del departamento de Lord Voldermort, sus castaños ojos suevamente viajaban de un lado a otro mirando el reloj mágico del lugar, ya acostumbrado a la oscuridad del luga...

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Natanael Adam, aburrido con suavidad mantenía su cabeza sobre la mesa de madera del departamento de Lord Voldermort, sus castaños ojos suevamente viajaban de un lado a otro mirando el reloj mágico del lugar, ya acostumbrado a la oscuridad del lugar, le era fácil detectar y mirar cada rincón del lugar.

Dejando escapar un suspiro con suavidad cerro el tomo de artes oscuras que estaba leyendo, sus hombros suavemente cayeron en cuanto noto los ojos color avena de Mulciber sobre de él.

Con una copa en mano que meneaba con suavidad, Mulciber con completa calma miraba cada movimiento del menor, hartándolo y siendo una verdadera molestia para el menor.

Realmente extrañaba a Tom... Voldemort, como fuera que él quisiera ser llamado, eso daba igual, para Adam, la ausencia de su tutor le caía pesado.

Con suavidad bufo, llamando la atención del adulto que le acompañaba, este le miro con los nervios a piel de punta, pero no dijo ni hizo nada.

Había descubierto que la mejor forma de tratar con él era ignorarlo cuando estaba aburrido y solo mirar desde lejos hasta que el mismo tomara la iniciativa de tomar otro libro o salir del departamento a un parque mágico a jugar.

Natanael, suavemente ladeo la cabeza al notar que la mirada de Mulciber yacía fija y consternada en el periódico, dada la nueva faceta de su tutor temporal, dedico su tiempo a ver y contemplar cada gesto que este realizaba al mirar al periódico.

Tom siempre hacia eso, mirar a la gente, memorizando cada gesto y manera de actuar, lo había notado porque solía tener la manía de imitar inconscientemente a las personas y eso de alguna forma lo hacía cercano a los demás.

En cuanto estuvo seguro de que Mulciber no se movería de su lugar, con suavidad deslizo sus pequeños y delgados dedos con suavidad tomaron otro libro y con suavidad lo abrió, "Adivinación."

Para él y aún más para Tom, fue extraño cuando entre las maletas del adulto encontraron ese libro, Riddle estaba seguro de que había tirado todo lo que concernía a esa rama de la magia, por lo que realmente le sorprendió al menor que "el señorito leer y aprender es importante", impávido, tiro aquel tomo a la basura, alegando que eran un desperdicio de tiempo y espacio, pero el niño obstinado y sin importarle que el propio Voldemort se enojara por no acatar sus indicaciones, había salvado ese tomo.

En cuanto abrió el libro por primera vez se dio cuenta que el libro no era de Tom, los libros de Tom eran tan pulcros que daba miedo tocarlos por el temor de ensuciarlos; una de las razones por las que siempre le rogaba a Riddle que él le leyera, más sin en cambio este tomo contaba con un sinfín de marcas como la letra, que era demasiado cuidada y afeminada, el libro contaba con bordes inundados de información y algunos tachones sobre lo que a Adam le pareció que eran errores de edición que el dueño corrigió y la única pista del dueño era la portada que en esta reinaba solo una palabra "Coyán", ciertamente no tenía ni idea de que era coyán...

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