H I M (Henry, Ignacio, Mateo)

Capítulo cuatro

Verdad/Mentira

(Henry en primera persona)

Me sentí muy agotado por todo lo vivido. Así que decidí dejar el volante en manos de Ignacio e ir a dormir, aunque sea solo por un momento. Luego de unas horas despierto mirando hacia el techo.

-¿Cuánto habré dormido? -susurré. Como la casa se mueve, debe ser porque Ignacio sigue manejando. No creo que tengamos tan mala suerte como para que nos esté remolcando una grúa en vez de que este chiquillo maneje -Bueno me quedaré aquí un rato y luego iré a fastidiar un momento, además tengo que volver a manejar.

-¿Cómo va señor Ámsterdam? -digo llegando hasta la presencia de Ignacio.

-Todo en orden, pero se nos acabó la hierba.

-Tendrás que aguantar hasta que lleguemos a la IV región en ese caso.

-¿Por qué? ¿Allá vamos a comprar?

-Algo así -mentí.

Ignacio me miró con algo de notoria suspicacia; Quizás no me creyó.

Él solo mira hacia delante, totalmente concentrado en el camino.

Creo que ya basta, es mi turno de manejar. Mientras antes lleguemos a Ovalle mejor, y en el camino iré pensando el plan a seguir.

Lo que necesito pensar mientras, es que decirle al Ignacio. Más bien que excusa inventarle cuando le cuente a que pasaremos a Ovalle, y después de eso seguiremos bajando al sur.

Mientras Ignacio manejaba por la gran carretera de Chile, estábamos cerca de una estación de bencina, así que Ignacio decidió parar ahí para comprar algunas cosas y recargar combustible.

Esto pasó tan rápidamente que yo estaba sentado de copiloto y veía que nos acercábamos más y más, hasta parar.

-Henry, pásame diez lucas para echar bencina por favor.

-Toma. yo me voy a bajar a comprar algo.

Mi madre llamada Marisol compró una casa rodante que me heredó con el tiempo. Yo personalicé un poco a la casa rodante y le puse de nombre un homenaje a mi madre. Este está reflejado en una placa en la entrada.

Me bajo de la casa rodante para ir a comprar algo comestible y cierro la puerta. Observo una pequeña placa en la puerta, similar al numero de una casa. Pero esta decía "Mar y Sol" el nombre de mi casa rodante.

Luego, entro al mini market hambriento. Compraré algunos muffins, chocolates y cosas dulces como un niño feliz; también unas cervezas, supongo que al Ignacio le deben gustar. Todo compro y compraré.

(Ignacio en primera persona)

Ya había terminado de cargarle bencina a este vehículo, todo en orden.

Pero, necesito ir al baño -tengo el culo cuadrado de tanto manejar, menos mal que Henry manejará ahora.

Camino al baño rápidamente, y al entrar no podía creer lo pequeño que era ese baño. Pero entendible tratándose de una casa rodante.

En el techo había una especie compartimento con una tapa. Voy a pecar de curioso y apelar a mi seguridad, quizá haya algo guardado ahí. Y de ser así ¿qué será? Henry ha estado actuando un poco raro desde que despertó.

Aprovechando mi soledad en el vehículo no dudo en abrir susodicho compartimento. Y como no alcanzo a ver, solo meto la mano y reviso. Toqué una caja, es pequeña como una caja de zapatos. Subí la otra mano, y con ambas agarré la caja para sacarla. Mi sorpresa fue cuando la abrí. La caja de zapatos contenía una pistola. Al verla me asusté y solté la caja dejándola caer junto con el arma. Pero de inmediato la recogí y además escucho la puerta que se cerró -la caja no es importante -pensé-. Solo voy a tomar el arma.