Capítulo cinco

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Allanamiento/Sinceridad


(Ignacio en primera persona)

Henry ha manejado toda la noche y se ha parado para dormir. Pero cuando despierto muy hambriento siento que debo continuar. ¿Dónde estaremos?

Es bastante temprano, pero tomo el volante y me dispongo a manejar hasta Ovalle; no sin antes pasar a un Servicentro. Porque anhelo comer esos plásticos Hot-Dog que venden ahí. Además, hay que llenar el estanque, perdón ambos estanques. El mío y el de la casita rodante.

sigilosamente me estaciono en el servicentro y Henry seguía durmiendo.

Busco algo de dinero por entre los muebles y diversos compartimentos del vehículo. ¡Bingo! Encontré una cajita feliz llena de "Arturo Prat". (billete de diez mil pesos). Inmediatamente tomé un pequeño fardo entre los que había.

Ahora me dispongo a "Desayunar". Así que sin hacer mayor ruido salgo de la casa, cierro lentamente la puerta y con las manos en los bolsillos de mi polerón "cangurito" voy trotando hasta la entrada del Servicentro. Al entrar, pude alegrarme de que estaba vacío; me dirijo a la caja y le pido a la señorita un Hot-Dog con un café; Cancelo en efectivo, y me siento un rato. Cuando de repente, veo un reporte de la TV que había en el servicentro.

"Ya van más de quinientas víctimas fatales del Tsunami

que azotó el norte del país y el sur de Perú.

Tras el fuerte terremoto que se sintió entre el sur de Tacna y la ciudad de Antofagasta, que Ocurrió el pasado veintisiete de diciembre del dos mil dieciséis. El servicio médico legal ha podido contabilizar quinientas ochenta y tres víctimas fatales debido al terremoto y tsunami que sacudieron el Norte grande de nuestro país y el sur de Perú. Aunque esta cifra corresponde solo a víctimas con nacionalidad chilena, aun no se tienen datos de muertes y damnificados en Perú.

Ampliaremos conforme pasen las horas".

¡Bah! Que suerte que escapé, estuve a poco de agregarle una cifra a esa cantidad de victimas y no es broma.

Termino de comer mi placer culpable, boto los desechos al basurero y me voy.

Al salir del Servicentro miro el cielo pienso que hoy es un lindo día en el valle de la IV región. Y al acercarme un poco más a la casa rodante puedo mirarla bien y darme cuenta de que tiene una oración escrita en su fachada: "Mar y Sol". Es como el nombre Marisol. Debe ser algo muy personal, es obvio que este vehículo se llama así. Abro la puerta y me siento al volante; enciendo a Mar y Sol, y me voy de la estación bencinera; manejo un rato hasta llegar a Ovalle.

Al llegar al pueblo, comienzo a deambular un rato para conocer más menos el perímetro.

Encuentro un terreno baldío que facilitaría un fácil escape en caso de emergencia, todo está calculado mientras duerme Henry. Ahora yo me cambiaré de ropa, porque olvidé mencionar que mientras buscaba el dinero, encontré chaquetas de detective y placas colgantes; entre unos cajones cerca de la cama.

Vestido y arreglado como para encarnar a un detective despierto a Henry.

-Henry despierta, estamos en Ovalle hay que actuar -dije mientras lo sacudía levemente con mis manos.

-¿ya llegamos? -susurró Henry mientras frotaba sus ojos con sus manos.

-Sí. Hice café en el termo. Y mírame, soy todo un detective -me di media vuelta para lucir mi flamante "disfraz".

-Bueno, cuando logre despertar al cien. Vamos a actuar ¿Por qué estas con eso puesto? -Pregunta Henry con un tono burlesco.

-Porque tenemos que hacer un allanamiento. Por cierto, ya imprimí la orden.

H I M (Henry, Ignacio, Mateo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora