Capítulo nueve

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El crimen de Henry/Isaac


(Henry en primera persona)

Espero que Ignacio sepa cuidarse en estos días ahí solo.

Lo que a mí respecta, debo llegar a Viña y vender, en lo posible todas las cajas con weed.

Cuando llego a Viña, me estaciono cerca de la playa Los Marineros. Tomo la mochila y hecho alrededor de cuarenta papelillos que cada uno contenía un gramo, pesado y envuelto por Ignacio. ¡Mierda! estos cuarenta son los últimos, Ignacio no alcanzó a hacer todas las cajas. Bueno, en algo debo entretenerme aparte de vender. Hablando de eso me fumaré un caño para disfrutar de un día soleado en la playa. Cuando sea más tarde me desharé de las especies, ahora quiero relajarme. Además, hace un calor de mierda.

Sentado en mi toalla encima de la arena al borde de la playa, ni tan lejos, ni tan cerca, estaba bajo la agradable sombra de un quitasol que había rentado, veo que se me acerca un tipo, con un aspecto bastante familiar.

-Hola perro -dijo el tipo-. Qué bueno que te encontré porque necesito comprar más.

Mi sorpresa fue brutal, no recordaba quién era, pero quería comprar weed al parecer. Y eso era bueno.

-Yo te compré el otro día ¿no te acuerdas? Andabas con un flaco, perrín.

-Sí, ya me acordé -dije recordándolo todo-. Ya po' ¿cuánto quieres?

-Diez gramos, hoy tenemos el medio carrete perrito. Anda si quieres, venderías caleta.

-¿Sabes qué? Es una buenísima idea, me tinca.

-Genial perro, me llamo Vicente, pero dime Vicho -dijo amablemente.

El tipo zorrón se sentó a mi lado y muy sigilosamente intercambiamos especies. Luego anoté la dirección que me dio, que más bien era su casa. Debe ser un palacio sin dudas. A lo lejos veo que se va de la playa, cruza la calle y entra a un condominio de departamentos demasiado ostentosos para mi gusto. Estaban casi al frente al cruzar la calle. Veo la dirección y la compruebo con los mapas de mi Smartphone. ¡Es aquí mismo! En fin, esto es buenísimo, porque sus amigos van a querer comprármelo todo, estos niños son bien pudientes y gastan mucho.

Descansaré un rato más y me iré a entretener moliendo y empaquetando la weed.

Cuando estoy dentro de Mar y Sol empaquetando, me parece algo curioso que Ignacio no me haya mandado un mensaje con su número aún. Pero no me preocupo ya que todavía no pasa un día desde que vine desde Santiago, no tengo de que preocuparme. Aunque no niego que me gustaría saber que estará haciendo Ignacio, si estará bien. Pero su hermano mayor debe cuidarlo supongo... ¿Qué diablos? ¿Por qué me estoy preocupando tanto por Ignacio? No quiero pensar en que le estoy tomando afecto, me gusta su compañía. Sin embargo, tenemos caminos diferentes, yo quiero irme a vivir lejos, en algún lugar abandonado y solitario en el extremo sur de Chile.

Pero Ignacio quiere salir de este país, abandonarlo todo y comenzar una vida nueva. Yo no soportaría estar tan lejos de mi padre; se que quiero irme a vivir literalmente al fin del mundo, pero estaríamos en el mismo país.

Lo otro, es que jamás me van a encontrar en un lugar tan lejano. Puedo invertir y plantar más, así podría seguir vendiendo y también podría cultivar mis propios vegetales. Seria mi estilo de vida perfecto. Estando lo más lejos posible de cualquier humano.

Me aterra la idea de Ignacio, ¿como quiere irse a vivir la vida así sin planear? No creo que sobreviva más de un mes. Al menos yo lo pensaría un poco mejor y afinaría "detalles" no saldría de mi zona de confort para ir a otro país a morir de hambre.

H I M (Henry, Ignacio, Mateo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora