Capítulo veinticuatro

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Ostentar/Trabajos


Valeria.

La Vale era como una Barbie. Pero con más gusto por lo clásico y por supuesto con más finura.

Me siento algo extraño en mi nueva habitación con tanta cosa nueva. Tenía una cama King. Con baño privado y walk-in closet. Más todos los muebles y artefactos que compré. Y en una esquina. Diez hermosas plantas de Cannabis Sativa. La Valeria me cayó del cielo. Puede darme el sustento mientras esté aquí en Santiago, es claro que me fui de casa, pero tengo dos metas. Recuperar a Mar y Sol y vengarme del bastardo de Isaac.

Yo voy a agradecerle todo esto a Valeria. Ella ha confiado en mi, sin conocerme. Y de pasó intentaré ganar dinero para ir tras mis objetivos. Necesito tiempo para buscar, escuchar y comprender.

Toda la información se me irá dando con el tiempo, al menos eso espero.

Treinta y uno de diciembre del dos mil quince.

Valeria había alquilado una suite en el hotel Sheraton de Viña del Mar. Para que viéramos los fuegos artificiales. Sus plantas de Cannabis Sativa floraron y las cosechamos. Yo me encargue de cuidarlas y darles todo el amor que necesita una plantita. Eran mis hijas. De las diez plantas, Valeria me regaló tres como agradecimiento.

Toda esa yerba era para ella sola. En cambio yo vendí dos plantas y media. Conservé la mitad de una. A medida que me iba familiarizando con Santiago, pude salir más a vender. Me fue bastante bien y ahí tengo ese dinero guardado. Por lo demás, hacía de cajero en la tienda de maquillajes de Valeria.

Pero esta noche, nos vinimos de carrete aquí los tres. Porque éramos inseparables. Estábamos fumando (un caño cada uno, cual cigarrillo), cuando oímos la cuenta regresiva y nos asomamos por la terraza. Con las copas listas para el Champagne francés añejado de cincuenta años que pidió la Vale.

-Cinco, cuatro, tres, dos, uno... ¡Feliz Año nuevo mis perritas más hermosas! -grité mientras abría la botella de Champagne francés.

Nos abrazamos y brindamos por el nuevo año. Mientras nos deleitábamos con el espectáculo pirotécnico, que abarcaba toda la costa entre Valparaíso (de mi amor) y Viña del Mar (ciudad jardín).

Mientras observábamos los fuegos artificiales, Valeria comienza con sus selfies.

Estábamos tan drogados escuchando música y bebiendo Champagne, que ya nos habíamos entonado un poco. Helena sugirió que saliéramos, pero yo estaba muy cómodo aquí, teniendo droga, alcohol y música, soy feliz en esta suite. Valeria tampoco estuvo muy de acuerdo con salir, ella es rica y ostentosa. Pero a pesar de creer que ella es toda una Socialité, no lo es. Podría apostar a que somos sus únicos amigos. Helena y yo. Porque Valeria es muy reservada. Es prácticamente igual a mi.

En nuestra "nube" Valeria se para de un brinco.

-Vamos a Santiago, en el camino veremos que podemos hacer. La noche es joven aun -dijo Valeria-. No quería salir pero tengo ganas de ir a Santiago.

-Solo con la condición de que yo conduzca, no confío mucho en tu "piloto automático" -dije.

-Está bien.

Manejé yo y fue muy placentero, extrañaba manejar un auto.

En el camino a Santiago íbamos bebiendo, fumando y gritando. Como si fuera un pub karaoke, cantábamos toda canción que sonaba en la radio. Estábamos muy encendidos y todo esto nos daba ganas de seguir y celebrar, por que, por que. Es año nuevo.

H I M (Henry, Ignacio, Mateo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora