Capítulo veintiuno

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Finalizar/Posible Cura


(Mateo en primera persona)

La idea de mi hermano era brillante, creo que su capacidad de planear no se vio afectada con la amnesia. Pero esto debo resolverlo yo. Quizá sí. Ignacio será la mente brillante, pero la mano de obra la pongo yo.

Seguíamos rumbo a la casa de Beatriz y Carolina. ¿Cómo es que Ignacio sabia sus nombres? Yo los se, porque Ignacio los dijo.

Él solo hablaba:

-Bien, debemos quitarles sus armas y dispararles a la primera, luego limpiaremos la escena del crimen borrando nuestras huellas, usaremos guantes y polerones con capucha, para dejar la menor cantidad de evidencia. Luego, impregnaremos sus huellas en las armas con las que les dispararemos y posteriormente haremos un mensaje anónimo con revistas, que también impregnaremos de sus huellas. ¿Alguna duda?

-Ninguna, pero yo quiero dispararles -dije-. Este es asunto mío.

-Bien, Hermano, si quieres hacerlo debes saber que solo tenemos una oportunidad, el tiro debe ser certero y limpio -dijo Ignacio-. Y lo más importante, debes darles el tiro desde cerca, lo más cerca posible.

-No podrás tú solo contra ellas dos -dice Henry-. Si intentas dispararles al mismo tiempo podrías fallar.

-Mi supuesto novio tiene razón -dijo Ignacio.

-Está bien -dije.

Aun no puedo creer que mi hermano está al lado mío pero, no recuerda nada, no lo asimilo aun.

-Bien, lo haremos de la siguiente manera -dice Ignacio-. Mateo, tú te encargas de una y yo de la otra. Lo primero que haremos será ponernos los guantes y los polerones con capucha, Vamos a desarmarlas y con sus mismas armas les dispararemos, en la cabeza. Luego tomaremos un paño y las limpiaremos con alcohol, para que las pistolas queden casi inmaculadas. Entonces cuando estén muertas se las pondremos en los dedos para que se impregnen con sus huellas digitales. Y el "suicidio" será más creíble. Además, si las matamos afuera debemos limpiar la escena.

-Hermano, a veces me das miedo -dije algo aterrado.

-Oh ¿En serio? -dijo Ignacio.

-Sí, como esa vez que nos secuestraron y luego tomamos el control. O mataste o mejor dicho, el tren mató al tipo que nos secuestró.

-¿Qué? Espera... recuerdo un tren, muy cerca de mí. También recuerdo que estaba forcejeando con alguien y no se como me tiré hacia un lado. Si no, estaría muerto.

-De hecho el tipo no te quería soltar, con tal de que murieras el estaba dispuesto a morir. Y lo golpeaste noqueándolo. Ahí te lanzaste a tu izquierda y caíste encima de la maleza. Recordar esta escena siempre me perturba, porque no solo presencié el asesinato y fui cómplice. No, lo peor es que vi todo con mis propios ojos, quedé salpicado de sangre y había un miembro corporal bajo mis pies. Nachito, me asustas a veces, porque planeas muy bien, tienes una mente casi criminal.

-¿Casi? -interrumpió Henry riendo.

-Chicos, ¿saben? Creo recordar una escapada. Es todo confuso, me veo huyendo, pero a la vez disfrutando. ¿Será real?

-Lo dudo -dije.

Estábamos llegando aparentemente, porque Henry estaba bajando la velocidad. Entonces llevamos el plan a cabo. Hacemos todo tal cual nos dijo Ignacio y como Henry había estacionado antes, nos bajamos y caminamos hasta la casa, que se encontraba a unos treinta metros.

H I M (Henry, Ignacio, Mateo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora