Capítulo catorce

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¿Pensar o Actuar?/Dos


Yo lo supe en el momento que se venían acercando, son como una especie de mafia, su manera coordinada de caminar era motivo de preocupación ante mis ojos.

La chica era Joven y con unos ojos verdes como la marihuana. Su cabello era liso y bastante largo. Era negro y sus puntas de color verde. Vestía ropas anchas. En cuanto a los tres monigotes que la acompañaban, eran altos y macizos, no de una manera exagerada. Esos tres weones eran los "perros" de la chica. Vale decir, sus secuaces. Eran casi parecidos porque vestían la misma ropa y tenían una gorra negra, de visera plana cada uno.

Nos redujeron dos de los tipos, mientras el otro tomaba posesión de nuestra mochila.

-¡Aquí está la droga! –dice el sujeto mientras veía en el interior de la mochila.

-Llévenlos al auto –dijo la chica.

-¿Quién eres y que propósito tienes con nosotros? –bramé mientras el sujeto me llevaba camino al auto.

Caminamos un poco, en completo silencio.

Ignacio iba serio, como si estuviera pensando en algo, planear un escape quizá. Después nos subieron a una avan. Los sujetos nos apuntaron con pistolas mientras su jefa hablaba.

-Bueno, no me gusta ser descortés, me llamo Jade y aquí yo soy la única proveedora –dijo la chica muy gentil-. No voy a permitir que un par de santiaguinos me boicoteé mi negocio.

-No pretendemos quitarte el negocio, por ningún motivo –dice Henry asustado-. ¡Deja de apuntarme con esa arma por la chucha! Jade, conversemos como gente civilizada, sin que tus matones nos estén apuntando con esas armas.

-Está bien, chicos bajen armas. Pero atentos siempre –bramó Jade-. Bueno convénzanme de no matarlos.

-¡Maldita puta! –grité enojado y luego sentí un fuerte golpe en la cara que me había proporcionado el tipo que estaba a mi lado. Me golpeo con la pistola y me rompió la mejilla, tengo una herida ahora. G e n i a l.

-No me juzgues sin conocerme lindo, las putas cobran –dijo Jade mientras prendía un cigarrillo.

-¡Ya basta! –gritó Henry-. Jade, quédate con nuestra droga y déjanos salir, nosotros andábamos de paso, solo necesitábamos algo de dinero. Para volver a Iquique –mentí.

-Aunque podrías comprárnosla y te la damos más barata por supuesto, podríamos hacer negocio –interrumpí.

Todos me miraron y sentí un pavor que se describe en "trágame tierra" pero todos rieron.

-Está bien, me quedaré con su droga y no quiero volver a verlos nunca más vendiendo. Para la próxima no seré tan compasiva ¿Comprenden? Par de primerizos –dijo Jade apuntándome con el dedo-. ¡Ahora fuera de aquí! Jamás los he visto.

Nos bajamos rápidamente del vehículo y corrimos hasta la pensión.

Cuando estábamos en la habitación decidimos romper el hielo con Henry.

-¡Maldita sea! te dije Henry, te dije que tenía un mal presentimiento.

-Tranquilo, ya estamos a salvo, menos mal que no perdimos tanta weed, eso es lo que importa –dijo Henry mientras me abrazaba.

-Me duele, ese weon me rompió la mejilla, estoy sangrando –dije quejándome.

-Tranquilo Nachito, Bárbara debe tener implementos de primeros auxilios –dice Henry-. Por cierto, lo que vendimos estaba escondido por ahí, guardé bien el dinero así que no todo fue perdida Nachito.

H I M (Henry, Ignacio, Mateo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora