Capítulo diecisiete

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Mis razones/Reencuentro


El bus se demoró aproximadamente treinta horas desde Asunción a Santiago. Hacía mucho frio, y yo con ropa ligera. Pedí un automóvil para que me llevara desde el terminal de buses de Santiago a mi casa.

Estaba llegando a mi Quilicura. Me pregunto si Ignacio estará ahí con mi padre. ¿O tal vez habrá hecho caso omiso a mi mensaje? Se me vienen a la mente infinitas posibilidades. Pero pase lo que pase, no puedo volver a Asunción, no por el momento.

Me bajo del vehículo, con mi maleta y toco el timbre de mi casa. Luego de dos intentos más salió Ignacio.

-¡Hermano! Qué bueno que estás aquí -dije con alegría de verlo, después de tanto tiempo.

Ignacio se acercó y abrió la puerta. Noté algo de ira en él y quise abrazarlo, pero me pegó un puñetazo que me dejó tirado en el suelo.

-¿Esta es la manera de recibir a tu hermano Nacho? -bramé mientras me ponía de pie.

-Esta, es la manera de recibir a un weon mentiroso -gritó Ignacio enfurecido-. Porque eres mi hermano no te mato a golpes weon, con uno bastaba. Nunca más juegues con la vida del papá. Porque para la próxima dudo que me contenga.

-Está bien Nacho -dije llorando-. Perdón. Pero tuve mis razones por que te necesito conmigo. Entremos y te cuento todo.

-Claro que sí, tienes bastantes explicaciones que darme -bramó Ignacio abrazándome y entrando a la casa.

Al entrar saludé a mi padre quien estaba alegre de verme y no tan enfadado como Ignacio, con mi mentira sobre su accidente.

Y conocí a Esmeralda, mi hermana pequeña, Terminé saludando a Diana. Mientras Ignacio estaba de brazos cruzados golpeando rápidamente el suelo con su pie en gesto de que me apresurara.

Pero este perdió la paciencia.

-Ya, basta -bramó Ignacio-. Mateo, por favor. Te espero en mi habitación.

-Hijo, te pido que comprendas un poco al Nacho -dijo mi padre cuando Ignacio subió las escaleras-. Ve y habla con él, pero ponte hielo que tu ojo, está hinchado.

-Gracias, padre. Permiso.

Fui a la cocina a buscar una bolsa y hielo, para desinflamar el golpe de Ignacio. Luego subí y entré a su habitación. Con timidez y con la bolsa de hielo en mi ojo derecho, entré y me senté al lado de Ignacio, en su cama.

-Antes que nada Maat, te quiero pedir disculpas por haberte golpeado, reaccioné pésimo -dijo Ignacio con arrepentimiento en sus palabras. Pero aun así bastante tenso y enojado. Yo estoy peor.

-Bueno, disculpa aceptada. -dije-. Nacho, déjame hablar primero, no me interrumpas hasta que termine, es una larga historia -Ignacio se estremeció y comencé-. Me enteré de que Antonio, mi novio era traficante y un tipo llamado Carlos andaba tras él o querían hacer negocios. Cuento corto, llegaron a nuestra casa y había dos chicas que lo acompañaban, ambas estaban armadas. Estábamos secuestrados en nuestra propia casa y en un momento de descuido, decidí redactar el mensaje que te envié. Porque necesitaba huir a Chile. Resultó que Antonio terminó matando a Carlos y luego huimos, pero las chicas nos siguieron. Antonio me dejó en el terminal de buses y compré un pasaje a Chile, él huyó pero ahora no se si estará bien o no, mas esas chicas lo estaban siguiendo a él. No a mi. Aunque yo herí de bala a Carlos. Bueno en fin. Necesitaba una razón muy poderosa para hacerte venir a Chile, pero de inmediato, por eso es que la razon más poderosa que se me ocurrió fue mi padre. No vendrías a Chile si no es de esa manera. Siento haber jugado con mi padre. Pero hermano te necesito a mi lado. Ahora más que nunca, Antonio está en peligro.

H I M (Henry, Ignacio, Mateo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora