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—Creo que ya me vió — susurré cerca de ella

Ada tomaba un bocadillo, y a mi, sinceramente, se me había quitado el hambre.

Yo la esperaba con tan sólo un bocadillo pequeño.

—Ignóralo — comentó serena — has como que no lo has visto y ya

Suspiré

No quería voltear y a pesar de que ya no lo veía, sentía una mirada y sabía que era él.

Ada terminó y después volteó disimuladamente

—Sí te ve — comentó en reproché — maldito fisgón

—Vámonos

Ada asintió para después empezar a caminar, yo la seguí tranquilamente hasta salir de ahí.

—¿Te parece si comemos en las mesas de afuera?

Yo solamente asentí varias veces para después ir hasta donde hubiese mesa vacía.
Llegamos y nos sentamos.

Quité la servilleta del tenedor y lo puse en la especie de arroz que había tomado.

—Pensé que en realidad tenías hambre — oí

—No sé, se me quitó el hambre de repente — comenté sin mirarla, sólo removía el tenedor con el arroz

—Come algo, anda, si quieres yo voy por algo y tú te quedas aquí

Negué

—No, así estoy bien — sonreí para después tomar algo de arroz con el tenedor y comerlo

No sabía qué me pasaba.
Tenía un hambre tremendo antes de ver a mi jefe, después de eso algo me dió, no sé qué exactamente, y me dejó pensativa.

—¿Estás bien? — oí

—Sí, sí — respondí rápidamente para después mirarla — lástima, Derek se perdió la fiesta

—Ésto no es nada — sonrió maliciosamente — deja que prendan el sonido

Empezé a reír

Minutos después, me di cuenta de que ya me había acabado el arroz. Aún seguía teniendo hambre pero me daba pena decir algo, ya que por culpa de mi Jefe no había agarrado algo más

—¿Quieres más? — oí a Ada preguntar

Negué

—¿Segura?

Asentí

—Mientes — reprochó para después tomar mi plato — sabía que querías más — comentó serena mientras se levantaba de su silla — ¿Algo en particular que quieras?

—Creo que ya me conoces bien

Ella levantó una ceja para después asentir convincente

—Que boba soy — susurré

Volví a mirar a las demás mesas, quizás habíamos tenido suerte ya que la mayoría estaban ocupadas. Bueno, no los culpaba, la noche era fresca y adentro había mucho gentío.

Puse mi mano en mi mejilla y me recargué con mi codo en la mesa.

Suspiré.

Miré hacía mi izquierda.

¿Por qué no traería a su novia? — pensé

Estaba tan concentrada en mis pensamientos cuando sentí que alguien tocaba mi hombro descubierto.

Salté del susto

La Caótica Vida De Melina |Tom Hardy|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora