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—Bonjour Mademoiselle

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—Bonjour Mademoiselle

Fruncí levemente las cejas.

¿Él que hacía aquí y por qué me hablaba?

—H—hola —respondí mientras removía un mechón de pelo a atrás de mi oreja

—¿Se divierte? — preguntó para después sentarse al lado, en el asiento de Ada

—Eh...sí,sí...muy divertido — pausé — ¿usted?

—Si quieres, puedes llamarme Sebastian, no estamos en el trabajo — comentó para después guiñarme el ojo

Miré levemente a otro lado, no quería que mi jefe pensara otra cosa, no podría volverse a repetir.

—¿vienes sola? — volvió a preguntar

Negué rápidamente

—Vengo con mi cuñada, Clancy es muy amigo de ella

—Así que vienes de parte de Clancy...yo también

—¿De verdad?

—Sí, lo conocemos desde hace años

—¿Quiénes?

—Tu jefe y yo — comentó convincente

—¿Él está aquí? — pregunté inocentemente

Obvio ya sabía que estaba aquí

—Sí, pero tranquila, no te preocupes por él — comentó muy sereno para después fumar de su cigarro

Miré a la entrada del lugar, Ada ya venía, abrí los ojos algo sorprendida.

Bien, tan sólo le diría que es un conocido y ya. No sería la gran cosa.

Sebastian estaba a punto de decirme algo cuando ví que Ada estaba detrás de él.
La miré, ella lo apuntó, sé que me preguntaba quién era. Lo más gracioso de todo es que Sebastian aún no se había dado cuenta.

—Buenas noches, jóven — saludó Ada — ¿quién eres?

Sebastian hizo un gesto de sorpresa, él rápidamente se levantó de su asiento y extendió la mano, en señal de saludo.

—Soy amigo de Melina, Sebastian — saludo cordialmente — supongo que tú eres Ada

—Sí...sí...lo soy — frunció levemente el ceño — ¿nos conocemos?

—Tu cara me es familiar, quizás en alguna junta de Clancy o algo así

—Tal vez

—Bueno chicas, las dejo, me esperan — sonrió levemente para después acercarse a mi — Au revoir, jolie fille

Yo solamente asentí, algo desconcertada.

—¿Apoco también habla Francés? — preguntó pensativa mientras se sentaba y dejaba frente a mi un plato de comida

—Ni idea — respondí para después empezar a comer

—Creo que ya sé quién es...si no me equivoco, es la mano derecha de tu jefe, ¿no?

Asentí

—No somos amigos, sólo que no entiendo el por qué dijo eso — respondí confusa, sin mirarla

—Igual y le gustas, eh — dijo en modo de broma

Empezé a toser. Creo que me ahogaba con mi comida.

La Caótica Vida De Melina |Tom Hardy|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora