La Caótica Vida De Melina |Tom Hardy|

27

Ella se veía muy enojada y simplemente no sabía el por qué.

Clarissa esperaba en la puerta de la oficina, con los brazos cruzados.
Tom parecía frustrado.

—Usted adelantese — lo oí decir

Yo solamente asentí, caminé al lado de ella para después abrir la puerta, fui rápidamente hasta mi pequeña oficina y cerré la puerta.

Suspiré.

—¿Por qué? ¿por qué? — susurré — ¿por qué tenías que gustarme tú?

—¿Ah sí? — oí a través de la puerta

Me despegué de la puerta y empezé a caminar hasta el pequeño sillón. Me senté.

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—Trabajo, ¿que no ves? — cuestionó Tom en tono normal mientras entraba a la oficina

—¿Ah sí? — reprochó la mujer mientras lo seguía

—Sí, Clarissa

—Al menos puedes decirme en dónde estás, mínimo

—¿Y para qué? te digo que trabajo, voy manejando la nueva colección

—Pues últimamente te veo pegado con la mocosa de tu secretaria

Tom empezó a reír para después llevar su dedo a la boca, dándole a entender que bajada el volumen de su voz.

—¿Que babosadas dices? — preguntó riendo en un susurro

—Cállate, Tom — reprochó mientras se acercaba hacia él — no creas que no te conozco

Él rodó los ojos.
Tal vez la daba algo de risa que Clarissa pensara que él tendría algo que Melina. Tom no la veía como otra cosa y es por eso que le daba gracia.

—Así te conocí, ¿que no?

Clarissa rodó los ojos

—Mi secretaria es muy necesaria en todo momento, es buena en lo que hace y me ayuda bastante, sólo eso — reprochó en susurro — así que mejor...¿por qué no mejor te vas y más tarde llego a tu departamento?

—Eso dijiste ayer y nunca llegaste

—Sabes que ayer son los días en los que veo los partidos con Sebastian

—Bien — reprochó para después acercarse a él y darle un beso medio salvaje — te esperaré más tarde, papi

Tom sólo alzó la mano en señal de despedida, y en cuanto Clarissa había salido de la oficina, él rodó los ojos y gruñó internamente.

—¿Cómo va a creer que ella y yo? — se preguntó a sí mismo — por dios, está loca