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Habían sido días algo pesados, la empresa estaba teniendo días importantes porque recibían mercancía y además sacaban nuevas cosas, y por ende, yo tenía más trabajo

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Habían sido días algo pesados, la empresa estaba teniendo días importantes porque recibían mercancía y además sacaban nuevas cosas, y por ende, yo tenía más trabajo. No es que no me gustara, que por esobestudié economía, pero quizás aún no me acomodaba muy bien, es decir, ni siquiera podía conseguir amigas o amigos.

—¿Ahora quién vino? — susurré algo enfadada

Oía voces de otro hombre.
Generalmente, no venían muchas personas, pero siempre que llegaba alguien, él me encargaba algo y como es debido, tenía que llevárselo y por ende, tenía que conocer a dicha persona.

Tomé la hoja ya corregida y abrí la puerta.
Mi jefe hablaba con el otro hombre.

—¿Ya terminó? — preguntó mientras me veía

—Sí — respondí mientras se la daba — no tuvo tantos errores, los que marqué en amarillo son los que están mal y los de azul están bien pero si quiere darle otra recibida sólo para confirmar no vendría nada mal

—Perfecto, gracias — comentó mientras lo veía

—No hay de qué — respondí para después mirar al otro hombre — disculpe, buen día

—Buen día señorita — comentó mientras estiraba su mano

Sinceramente, no quería tocarla pero si no lo haría, pensarías que soy mala educada.

—Milena, para servirle

—Sebastian, e igualmente — me soltó la mano para después ponersela en la barbilla — ¿Milena? Su nombre no suena de por aquí

Reí levemente

—Es que no soy de aquí

—¿Ah no?

Negué

—Soy de un pequeño pueblo en Francia, sólo que vine acá por trabajo

—Oh...una francesa — rió — vous êtes très jolie

— Merci — respondí amablemente

—Melina, ya puede retirarse

Salté del susto.

—Sí, perdón — comenté rápidamente para después irme de ahí

✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨✨

—Mi trabajadora no — comentó Tom de repente mientras analizaba la hoja

—Oh, vamos amigo, ¿qué hice?

—Querer ligártela

Sebastian empezó a reír

—Ella necesita sentirse en confianza, amigo — pausó — y más porque no conoce a nadie

—Ella necesita trabajar, sólo eso

—Ahora ya veo por qué no te duran las secretarias

—¿Desde cuándo hablas francés? — preguntó Tom cambiando de tema

—No mucho, sólo lo necesario

—¿qué fue lo que le dijiste?

—Nada...nada

La Caótica Vida De Melina |Tom Hardy|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora