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Melina seguía dormida, y Tom también, al parecer de tan escandalosa noche, ambos se habían quedado dormidos en el sofá.
No era tan espacioso así que Tom la abrazaba.

Una leve sábana los cubría y el sol ya estaba por salir.

Él gruñó levemente, él no estaba acostumbrado a que la luz del día lo molestara, es decir, tenía tremendas cortinas en su habitación que era imposible que entrara algo de luz.

Abrió los ojos, la castaña aún seguía acostada en su pecho, él se limitó a acariciar su espalda y su cabello.
Era la primera vez que Tom hacía algo así, es decir, declararle sus sentimientos a alguien y después compartir un momento íntimo, con las que lo hacía antes él no compartía sentimiento alguno, sólo calentura.

¿Tal vez deba pedirle que seamos algo más que ésto? — pensó

Aunque sabía que Melina no se una a sentir cómoda, es decir, que tú pareja sea tu jefe...es algo raro, así que pensó que tal vez debería subirla de puesto, al fin y alcabo ella era muy buena en las finanzas, no había conocido a alguien tan lista.

Tom trató de salir de con ella, hasta que lo logró, y por suerte, ella no se había levantado.
Él tomó sus pantalones y se los puso, junto con su camisa y toda su ropa.
Acomodó bien su traje, después, se acercó hacia ella y le dejó un beso en su frente.

¿Qué será prudente traerle de desayunar? — pensó

🌸🌸🌸🌸

Me dolía la espalda, no me acordaba que dormir en el sillón doliese tanto.
Abrí los ojos, Tom no estaba conmigo, miré al piso para ver si había algo de él y nada.
Me senté en el sillón, suspiré.

—Ya sabía — murmuré algo triste — nunca se quedan

Con la sábana, cubrí mi cuerpo, levanté mi ropa y me dirigí a mi cuarto.
Me puse mi ropa interior para después ponerme una bolsa holgada y un pans azul cielo.

—Diosmio…¿que hice? — me pregunté a mi misma preocupada mientras salía de mi habitación — creo que tendré que renunciar

Me dirigí a la cocina, quería prepararme mi café mañanero.
Puse a calentar el agua, prendía mi teléfono, estaba por mandarle un mensaje a Selena cuando oí la puerta.

Seguramente sea mi hermano y Ada — pensé

Con una cara amargada, caminé hasta la puerta, la abrí.
Estaba sorprendida

—No estaba seguro de qué querrías de desayunar...— comentó algo inseguro mientras me enseñaba las bolsas y dos cafés

Sonreí

La Caótica Vida De Melina |Tom Hardy|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora