La Caótica Vida De Melina |Tom Hardy|

14

Quería tratar de entender una cosa.

Ya eran las 3:00 de la mañana, hacia 1 hora que Ada me había traída a mi casa y a pesar de que al inicio me moría de sueño, ahora ya no podía dormir.

¿Por qué tenía que pensar tanto en él?

Me levanté del sofá y empezé a caminar de un lugar a otro mientras negaba.

—Tan sólo son puras bobadas, sólo ignóralo — me dije a mi misma

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—Melina, Melina — oí

Regresé al mundo real.

Mi jefe me hablaba

—¿Si? — pregunté

—¿Qué le sucede hoy? Parece muy ausente — comentó con un ligero noto de fastidio y confusión mientras se acomodaba en su silla

Rasqué mi nuca.
No podía decirle que él me ponía nerviosa.

—Perdón, perdón — dije rápidamente — ¿qué necesitaba?

Él mi miró, para después negar

—Ya es su hora de desayuno, cuando termine viene aquí

Yo solamente asentí para después ir hacia mi pequeña oficina, tomé mi cartera y volví a salir.
Lo miré solamente para sonreírle levemente, abrí la puerta y salí casi corriendo hacia el elevador.

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Sebastian caminaba por el pasillo, cuando la vió correr hasta el elevador, ni siquiera le había dado tiempo para saludarla o algo.
Él paró en seco para después voltear, pero las puertas se habían cerrado, frunció el ceño.

Abrió la puerta sin pedir permiso y entró.

—Nada más no te digo nada porque es la hora del desayuno — comentó Tom mientras miraba por la ventana

—¿Qué le hiciste? — preguntó riendo

Ignorando lo que le había dicho su amigo antes

—¿De qué hablas? — preguntó confuso

—Sí, tú secretaria, salió corriendo de tu oficina — aún estaba risueño

—¿Yo? nada — frunció el ceño para después mirarlo — es sólo que está muy extraña hoy

—¿Extraña?

—Sí, parece que anda muy en su mundo, tuve que hablarle varias veces y alzarle un poco la voz para sacarla de ahí

—¿No crees que fuiste duro con ella?

Él negó

—No sabes por lo que pasa, es decir, quizás algo no le vaya bien

—Si tanto te importa, tú ve a consolarla.