Capítulo 27 (Parte 2)

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-Ya casi llegamos.

Lo sabía, estabamos conduciendo por N. Western Ave y ya habíamos pasado junto el restaurant "Taco Bell". Un torrente de recuerdos vino a mí, recordé cuando mi papá festejó mi cumpleaños número siete ahí y Sandy, el cocinero en ese entonces, había llegado con su sucio delantal de cocina a cantarme el Feliz cumpleaños con una bandeja llena de tacos con una graciosa velita de cumpleaños encima. Más tarde habíamos ido a Mcdonals a tomar un helado.

Suspiré.

"Papá, dónde quiera que estés, deseáme suerte con mamá."

Había pasado todo el viaje acurrucada contra la ventanilla trasera del auto mirándo pasar la ciudad, miles de lugares y miles de recuerdos. Más tristes que felices, obviamente.

Derek había permanecido callado y de vez en cuando le echaba una ojeada al mapa que se encontraba extendido en el asiento del cópiloto.

Solo faltaba una calle, una calle, y llegaría a mi destino.

El auto dobló a la izquierda y apareció "Lemon Grove Ave", la calle donde yo había crecido. Me moví incomoda en mi asiento y Derek me miró por el espejo retrovisor.

-Vamos -Me animó. - Todo estará bien, es tu mamá.

-Pensé que al menos tenías una idea de mi historia con mi madre. -Respondí, secamente.

-Lo sé, por culpa de ella te mudaste a Cheshire.

No respondí, estaba ocupada viendo como la silueta de Lemon Grove Recreation Center se hacia cada vez más grande. Pero antes de llegar ahí, el auto estacionó frente a una casa.

Mi casa.

Volví a suspirar y sequé mis manos sudadas en mis pantalones.

Derek y yo salimos del auto y nos paramos frente a la casa. Estaba como la recordaba, la casa estaba en una esquina con una sucia verja que rodeaba el jardín y una palmera, clásica de California, al lado de la casa.

Aun seguía pintada de aquel horrible color melocotón que tanto odiaba.

Era una casa simple, de un piso, con dos ventanas al frente y paredes llena de humedad.

Nos abrimos paso en la verja para atravesar el jardín y Derek me dio la mano, fue un gesto muy familiar pero me sorprendió de un modo que hizo que todos los vellos de mi cuerpo se erizaran.

Derek golpeó la puerta de la entrada principal dos veces e inmediatamente escuchamos un sonido de algo arrastrarse allá dentro, así que significaba que había alguien en casa.

Me estremecí.

Pero pasaron los segundos y la puerta no se abrió.

Derek pasó su mano hasta el picaporte de la puerta y esta se abrió lentamente haciendo un crujir las bisagras. Derek y yo intercambiamos una mirada y en ese milisegundo, decidimos que lo mejor sería entrar pero también recordamos lo que había pasado la última vez que entramos en una casa que pertenecía a uno de mis padres.

Oh Dios, no.

Entramos, y nos abrimos paso en la primera sala de la casa, La sala de estar. Esperaba ver todo desordenado y hecho trizas como la última vez. Pero estaba normal, aunque desconocido.  Al parecer mi madre había reemplazado todos sus muebles durante mi ausencia.

Pero como siempre, la normalidad duró solo un cuarto de segundo.

Porque donde estaba el sofá, frente al televisor, entre aquellos dos se encontraba un rastro de sangre que conducía hacia la cocina. Derek notó también lo que yo había visto y se tensó a mi lado.

Tormenta (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora