Capítulo 34

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En el aeropuerto Internacional de Los Ángeles, otra vez.

De alguna forma, pareciera que estuviese viviendo un recuerdo como la otra vez en la casa de Katherine. Nos encontrábamos frente a la puerta del aeropuerto. Hace unos meses, la había atravesado con papá. Hace unos días, la había atravesado con Derek. Ahora le tocaba a Alex.

Me resultaba imposible no pensar en aquel hombre, con el que había alucinado la última vez que estuve aquí, el que había conocido una vez. El que me violó. Alex lo sabía, entonces cuando me vio tensarme, me tomó de la mano.

Alex me miró de reojo y susurró. -Tranquila.

Yo asentí y avanzamos.

Entramos al aeropuerto y no pasamos tanto tiempo con las manos agarradas hasta que el dijo:

-Tengo que sacar los pasaportes...

Yo le di una pequeña sonrisa.

-No importa, me quedaré aquí.

Alex me devolvió la sonrisa y luego se fue.

En realidad, no teníamos que alejarnos tanto ¿Entonces por qué actuaba como si no quisiese separarse de mí?

Me encogí de hombros mentalmente y me dirigí a un gran ventanal de LAX que tenía vista hacia unas carreteras. Me apoyé en él y me crucé de brazos.

Era muy temprano en Los Ángeles, así que el aeropuerto estaba atestado de gente. Aun así, eso no me impidió ver una pequeña figura de mujer que me miraba con cabello rizado y ojos verdes.

Abrí bien los ojos y mi boca se formó en una gran "O". No podía reaccionar, sólo podía colocar mi mano sobre mi boca y dejar escapar sollozos. Mi cuerpo se fue resbalando sobre el vidrio, haciendo flexionar mis rodillas y luego quedarme sentada ahí. Paralizada.

"La niña, era yo. Katherine quiso cambiarme, lo hizo. Katherine mató a la hija de mi madre y en su lugar, le dio la hija de Alison. Yo lo sabía todo, yo lo había visto todo. Yo estaba ahí, yo era la niña.

Yo era la hija de Alison"

Emití un grito amortiguado por la palma de mi mano y me eché a correr en dirección a aquella mujer. Alison estaba aquí ¿Cómo? Ella debería estar muerta.

Alison era mi madre. ¿Cómo? Yo debería haber muerto.

No había podido ni dar dos pasos cuando Alison me sonrió y se echó a correr también.

La gente me miraba sorprendida y se apartaba de mi camino cuando yo los miraba. No quería, no debía, perderle el rastro a Alison.

Su cabellera rizada se movía se un lado a otro, ni siquiera se echaba a echarme un vistazo, de alguna manera ella podía saber que yo la seguía persiguiendo.

Poco después, cuando ya habíamos atravesado todo el aeropuerto, este se abría en un espacio más estrecho dónde se encontraban las terminales para abordar los aviones. Había mucha más gente en esta parte y me costó mucho más seguir a Alison.

Luego cuando una terminal termina y empezaba otra a la derecha, Alison dobló hacia una esquina. Y lo último que pude ver fue su cabellera perdiéndose.

La gente se metía entre mi camino y debía apartarlas a codazos. Cuando por fin había llegado al final de esa terminal e iba a doblar la esquina por dónde Alison se había perdido, me quedé parada en seco.

La terminal por la que Alison había doblado estaba vacía, completamente vacía, excepto por un hombre que se encontraba sólo a unos metros de mi.

Cabello negro, ojos negros, ropa negra. Un aspecto reconocible. Muy reconocible.

-¿A dónde crees que vas pequeña niña? -Me preguntó, alzando una ceja y se echó a correr hacía mi.

Solté un grito desgarrador y empecé a correr en dirección contraria, hasta la otra plataforma, la que se encontraba a la izquierda.

Tampoco había gente ahí, eso me hacía escuchar como sus pasos resonaban contra el suelo. Él estaba persiguiéndome. Él cada vez estaba más cerca de mí.

Él me iba a alcanzar, no podría defenderme.

Y entonces fue cuando lo ví, al final de la plataforma, habían unos baños públicos. Un lugar para esconderme.

Eché un vistazo hacía atrás, aun así sin dejar de correr, y él seguía ahí. A sólo tres metros de mí.

Coloqué mis palmas adelante mío, porque la puerta del baño se encontraba cerrada, y cuando llegué a ella esta se abrió dejándome sólo una rendija para entrar y luego cerrarse abruptamente.

Rápidamente me giré y me estiré para bloquear la puerta con el pestillo. Me doy cuenta que el baño solo tiene una ventana, pero es muy pequeña, de modo que no puedo escapar.

Debo pensar en algo, debo conseguir algo para defenderme.

No pasa menos de un segundo cuando empiezo a escuchar puñetazos contra la puerta, el pestillo no resistirá mucho.

Debo hacer algo.

Cuando me dirijo hacia adelante, apartándome de la puerta, una figura sale del baño.

Oh mi Dios.

Su cabello no está rizado, sino enmarañado. Gotas de sangre surcan sus ojos como si fuesen lágrimas. El vestido de mezclilla que usó la primera vez que la vi está ahora cubierto de sangre, con huellas de manos y dedos. Las venas de sus ojos están grandes que parecen estar a punto de explotar, sus ojos están tan abiertos que le dan una mirada psicópata a su cara.

Alison sonríe.

-Mi querida hija, mira lo que me has hecho. -Susurra mirándose de pies a cabeza, aprieto mis dientes y entrecierro los ojos para que las lágrimas no se escapen. Si el hombre que está detrás de la inestable puerta no me mata, ella lo hará.

-Alison.... -Digo. -Yo no te he hecho nada.

Ella suelta una carcajada secamente, avanza un paso hacía mi -Has arruinado mi vida desde el día en que naciste.

Niego con la cabeza lentamente, mi boca empieza a hacer puchero porque estoy a punto de llorar.

-Tu no eres mi madre...

-¡Zorra! -Grita y se abalanza contra mi, yo corro hacía atrás y choco contra la puerta en la que los golpes han dejado de sonar.

Mi golpe contra la puerta es tal que hace que mi cuerpo caiga de rodillas al suelo en un ruido sordo.

Alison se queda cinco pasos frente a mi y ríe.

-Te vas a morir, Anne. Me pagarás por todo lo que has hecho.

Suelto un pequeño gemido y me acurruco aun más contra la puerta.

Cuando Alison empieza a avanzar hacia mi, un impulso hace que coloque mi mano derecha entre mi y ella.

Y no es en vano porque cuando apenas mi mano queda frente a su pecho, el cuerpo de Alison es impulsado hacía atrás como si fuese una muñeca de trapo lanzada por los aires y choca contra la pared que está al final del baño.


El cuerpo de Alison cae inertemente, y luego desaparece.


Tormenta (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora