Capítulo 30

132 12 0
                                    

Alex arrugó el papel en su mano derecha y lo dejó con furia en la mesa haciendo que el impacto resonara en todo el apartamento.

Después se levantó y encaró a Derek.

-¿Crees que puedes esconderte detrás de una puerta escuchándonos y luego escribir un estúpido papel?

-¿Qué? -Pregunta Derek, con cara de confusión y eso hace que la ira de Alex estalle aun más.

Él garra la sudadera de Derek   haciendo un boyo la tela y jala su cuerpo hacia el suyo.

-¿Me estás tomando el pelo? -Pregunta, su cara está a centímetros de la de él.

-¡Suelta! -Grita Derek, pero obviamente Alex tiene más fuerza que él.  Derek levanta su puño y da contra la cara de Alex y el golpe dobla su cabeza hacia la derecha dejándolo aturdido, pero solo por un milisegundo.

Porque Alex le devuelve el golpe y esta vez va contra contra el ojo izquierdo de Derek.

-¡Basta! -Grito, entre los ruidos de miembros chocándo contra otros. De repente una fuerza, que creía no tener, nace en mi. 

-¡Alex!  ¡Katherine! ¡Va a venir! ¡Suelta a Derek ya! - Y la furia que me provoca que sea tan descuidado hace que me lance contra él y él suelte a Derek de un tirón.

Pero ni siquiera tengo tiempo para maldecir a Alex... o a Derek porque la puerta de la entrada del apartamento suena con tres golpes fuertes y sólo hay una maldita explicación para ello.

Derek se apresura y corre hacía la puerta, atravesándo el pequeño pasillo, y Alex y yo corremos tras él, para detenerlo.

¿Es en serio? ¿Así nos traicionará? ¿Abriendo una maldita puerta?

Pero los tres llegamos tarde, porque la puerta ya estaba abierta y no había nadie ahí.

Aún así, solté una exclamación. No porque no hubiese nadie, sino porque abajo, en el suelo del pasillo, se encontraba una daga manchada con sangre.

Su daga.

-¡Corran! -Grita Alex, y los tres atravesamos el pasillo a zancadas haciendo que nuestros zapatos resuenen contra el suelo de madera.

Bajamos las escaleras del edificio de apartamentos haciendo que los peldaños resuenen y llegamos al Hall dónde lo atravesamos y salimos al aire libre, a la avenida atestada de autos de Lemon Grove Ave.

Hay gente caminando de aquí a allá por  la acera y todos cruzándose entre sí. Aún así,  todos lo reconocemos a él cuando se va corriendo a la derecha zigzagueando entre toda la gente.

Y ahora yo soy quién toma la iniciativa de perseguirlo mientras Alex empieza a correr, llamándome, detrás de mí.  Pero aún así no me detengo.  La gente se gira mirándome mientras yo doy codazos apartándolos de mi camino.

"No puedo perderlo, ¿Quién es él" Observo la coronilla de su cabello entre todas las cabezas de la gente.

Llegamos hasta Wilton Pl y cuando él gira la esquina hacía la derecha, se gira para dar un vistazo hacia atrás... y me está sonriendo.

"¿Quién es?" Me vuelvo a preguntar, más desesperadamente.

Esa sonrisa, hay algo en ella que hace que apriete los puños y frunza labios con fuerza y corra aún más rápido para alcanzarlo. Aparto a toda la gente frente a mí con empujones y algunos me insultan, incluso, algunos intentan devolverme el empujón.

No me detengo.

Y entonces él vuelve a girar hacía la derecha, pero esta vez a un largo y estrecho callejón sin salida.

 Lo sigo y como no hay nadie entre nosotros puedo observarlo mejor, lleva unos vaqueros sucios y una camiseta gris dónde su corpulenta musculatura de un hombre de 30 años se nota perfectamente.

Estamos llegando al final del callejón y no sé que esperar de lo que pueda llegar a pasar.

Hasta que en un momento él se detiene y se gira hacia mí con las palmas levantadas y esa horrible sonrisa en su rostro. Entonces empieza a retroceder hacía la pared que está detrás de él.

Yo derrapo contra el suelo de ese sucio callejón y me detengo también.

Estamos cara a cara. Hay solo dos metros entre nosotros.

¿Dónde están Alex y Derek cuando se los necesita? 

¿Y Ahora qué?

Pero no tengo mucho más tiempo para pensar porque algo en sus ojos negros cambia y él cierra sus puños para luego volver a abrirlos y desaparecer.

Sí, desaparecer.

De la nada. En menos de un segundo.

Él hizo puff y se fue.

¿Qué?

Contengo la respiración y antes de siquiera alejarme de ese callejón corriendo, una fuerza, o algo, no me lo permite y hace que me quede frente a la pared en la que termina el callejón y observe  como manchas de sangre empiezan a aparecer en la pared de ladrillos gastados y fluyen sobre ellos como si hubiesen pequeños tubos incrustados dentro de los ladrillos y solo  hacen que la sangre aparezca ahí.

Pero no son solo machas o gotas de sangre fluyéndo de los ladrillos, después de unos segundos aquellas manchas comienzan a cobrar sentido ...

Formándose en letras.

Y luego es toda una frase la que tengo frente a mí.

"Pensándolo bien, regresa a Nueva Orleans. Tal vez te encuentres otra vez con tu madre y conmigo.  Podríamos volver a ser una familia feliz ¿Verdad?"

Tormenta (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora