Capítulo 40 (Penúltimo)

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Tomé la mano de Alex y lo último que pude ver fue un retazo de color verde de un pino del campamento Manhattan, luego nuestros cuerpos se esfumaron y el tiempo y el espacio nos atraparon.


Mis sentidos se desvanecieron, por un momento pensé que iba a morir, porque mis pulmones se quedaron sin aire. Pero luego un portal se abrió en el aire y expulsó nuestros cuerpos hacía fuera desde la tragante oscuridad.


Caímos al suelo, sobre el húmedo césped de Beeston, Cheshire y después de que nos repusiéramos del gran impacto, Alex me ayuda levantarme.


-¿Estás bien? -Pregunta.


Asiento.


Frente a mí hay hierba y yuyos bastante crecidos ya, pero más allá, se encuentra el castillo.


Resulta escalofriante pensar en lo que podría estar pasando allá dentro ahora mismo.


Observo a Alex, él tiene la mirada baja, observando sus zapatos. Su cabello cae sobre su cara... ¿Qué le pasa?


-Hey, -Dije y le tomé de la mano. -Podemos hacerlo.


Alex esperó unos segundos mirando al suelo y luego, me dio una mirada cargada de tristeza.


Él se soltó de mí mano y pasó sus brazos sobre mis hombros, acercándonos el uno al otro. Me dio un beso en la frente y me abrazó.


¿Qué le pasaba? ¿Pensaba que no podríamos hacerlo?


-Sí, -Respondió. -Podemos hacerlo.


Él se separó de mi y me miró a los ojos, cómo si quisiese decirme algo. No entendí, entonces se volvió a acercar y me besó. Un beso lleno de ternura.


-Vamos -Dijo después de unos segundos.


Yo suspiré y tragué un nudo en mi garganta. Miré alrededor, la hierba se movía al compás del aire de la mañana, no había ni un rastro de que alguien pudiese haber estado aquí.


-Tu te encargarás de él... -Empecé.


-Y tu te darás cuenta -Completó. -Entonces es cuando entrarás y te encargarás de ella.


Asentí y volví a mirarlo. -Cuídate. -Dije, sin saber que más agregar.


Alex hizo una mueca y me dio una pequeña sonrisa. -Tu también, pequeña Ann. -Él volvió a besarme y eso fue lo último que pude obtener de él, porque en un mili segundo, su cuerpo se desvaneció.


Después de unos segundos de quedarme mirando el vacío, suspiré.


Ahora él estaba adentro y yo tenía que esperar.


Me quedé mirando el castillo y susurré -Si algo te pasa, también lo sabré y entonces no me va a importar. Sólo entraré y te sacaré de ahí. Lo prometo.

Tormenta (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora