Capítulo 16

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Capítulo 16.

La daga solo estaba a centímetros de mi garganta.

Katherine se encontraba muy cerca de mí. Podía ver mi rostro a través de sus profundos ojos grises que irradiaban odio. ¿Cómo  me había sido posible estar cerca de ella sin saber que en realidad ella sería quién me mataría?

Mis ojos empezaron a picar, habían muchas sensaciones en mí. Miedo, odio y traición. Solo en cuestión de segundos, mi vida acabaría.

Katherine solo me observaba, sin expresión. No había ni si quiera una mueca en su rostro, ninguna curvatura en sus labios o ningún ceño fruncido que la delatara.

Acercó la daga a mi garganta un poco más y con tan solo hundir el pequeño filo de esta  en mi piel, cayó la primera gota de sangre.

Cerré los ojos y apreté mis labios.

Este era mi fin, quería.... Pero no podía hacer nada al respecto.

Contengo mi respiración.

Tres... Dos... Uno...

Escuché el sonido de la daga cayendo al piso.

Sentí algo, una fuerza. Una fuerza que quería separar mi cuerpo del de Katherine.

Abro los ojos.

Veo el cuerpo de Katherine siendo impulsado hacia el otro extremo de la habitación, chocando contra la pared y cayendo al lado del cuerpo inerte de mi abuela. Parecía que todo estaba pasando en cámara lenta.

Luego sale una sombra de la puerta por la que yo había entrado, se aproxima a mí y me tapa la boca. Ni siquiera tengo tiempo para dejar salir el aliento que había estado conteniendo.

Suelto un grito, que es ahogado por aquella mano, al volver a ver a Katherine. Ella sigue consciente a pesar del golpe. Pero ella no me mira a mí, si no a Alex quién me sujeta. Y sus ojos... sus ojos ya no son del gris que había visto hace segundos, eran rojos tal como la sangre escarlata de Marilyn.

Katherine se para del suelo de la cabaña y nos sonríe.

Alex saca su mano de mi boca, me sujeta el brazo con demasiada fuerza y me arrastra fuera de la cabaña. Bajamos los escalones del porche de dos en dos y empezamos a correr  entre las cabañas mientras nuestras fuertes pisadas resuenan contra la tierra. Empiezo a preocuparme de que alguien nos vea escapar, pero no hay nadie, absolutamente nadie que esté en el campamento observándonos.

Pasamos junto a la cafetería, de la que hace unos minutos yo había escapado corriendo. Todas las luces de adentro están apagadas.

Siento un escalofrío recorrerme la espina dorsal.

Alex acelera su paso y yo trato de seguirlo como puedo. Mi costilla, mis piernas, mis pies se niegan a dar un paso más, pero debo hacerlo, debo correr...

Visualizo el cartel de la entrada que dice "Bienvenidos al campamento Manhattan"

"Estamos saliendo del campamento... ¿Y ahora qué?"

Pasamos a través de la entrada del campamento. No hay nadie, absolutamente nadie que este vigilando la salida y la entrada de aquí.

Rápidamente me giro. ¡Katherine podría estar siguiéndonos!

Pero para mi sorpresa, no es así.

Sólo se ven las pequeñas cabañas a lo lejos, todas las luces de estás están apagadas y la tenúe luz de la luna se refleja en los vidrios de las ventanas. El campamento se ve más escalofriante que nunca.

Atravesamos el estacionamiento del campamento que ahora se encuentra vacío, dónde hace unos días yo ví a mi padre por última vez. Salimos a la calle  Macclesfield, que está rodeada por arbustos de casí dos metros y no hay ni siquiera una luz que la ilumine; y corremos por la pequeña curva derecha.

-A unos metros esta estacionada mi motocicleta. —Me susurra Alex.

Yo asiento, incapaz de responder.

Quiero parar, estoy muy agitada y no creo resistir más con mi  costilla fracturada pero cuando estoy a punto de hacerlo, un fuerte sonido viene de atrás mío. Parecido al de una explosión. 

Alex suelta un gemido y me toma la mano aun más fuerte . Me obligo a correr más rápido.

Unos metros más y luego los grandes arbustos que rodean Macclesfield terminan y aparece un gran puente que cruza un río seco, a su de derecha hay  unas vías de tren abandonadas que están completamente oscuras y sin embargo, me parece ver una sombra ahí. Aprieto mis dientes y  atravesamos el puente  rápidamente y los grandes arbustos vuelven a aparecer ocultando de nuevo aquellas vías de tren.

Alex se detiene.

-La motocicleta esta aquí —Dice con la voz ronca y se escabulle dentro de los arbustos buscando su motocicleta.

Aprieto mis brazos y observo a ambos lados de la calle, no se ve nadie, absolutamente nadie. Pero esa explosión... Ella podría aparecer en cualquier momento.

Después de unos segundos Alex sale de los arbustos con la motocicleta. Veo sus brazos descubiertos y arañados por las espinas.

Alex se sube a la motocicleta y la enciende, luego me subo yo.

Mierda, tengo que sujetarme de Alex.

Decido sujetarme de la parte de atrás de la motocicleta pero Alex se gira y me dice:

-Sujétate, te vas a caer. Además tenemos que irnos. ¿Escuchaste ese sonido, no? Sí, ella nos está siguiendo y si no quieres que esta vez te clave la daga en el cuello te sugiero que hagas lo que te digo y que nos larguemos de aquí de una maldita vez.

Pude detectar que a cada una de sus palabras, Alex le agregó una gota de enojo, o de odio.

No sabía si soltar un comentario sarcástico o simplemente quedarme callada y hacer lo que él me dijo.

Hice lo segundo. Me sujeté de Alex mientras soltaba un gruñido de enojo. Mi instinto de supervivencia decía que la única forma de escapar de  ella era hacer lo que Alex me dijera.

Alex siguió avanzando por la calle Macclesfield hasta que esta se abrió en tres diferentes caminos y tomó el primero que se dirigía hacía una ruta también completamente oscura con campos de cultivos alrededor que se perdían a través de la oscuridad.

Tragué el nudo en mi garganta y pregunté;

-Alex, ¿A dónde vamos?

-Vamos a salir de Holmes Chapel. -Respondió él en casi un susurro.

Aprieto mis ojos y luego vuelvo a preguntar temiendo en la respuesta:

-¿Qué pasará con Alison?

-Cuenta con que ella ya está muerta. -Responde indiferente.

Tormenta (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora