“Puedo hacerlo, puedo hacerlo, ellos no me importan, no aportan nada en mi vida”
Aquellas palabras se repetían constantemente en la cabeza del joven de piel más morena mientras caminaba a pasos firmes hacia el lugar donde se permitiría coger el avión. Kyungsoo, por el contrario, se negó a ir con Jongin después de lo sucedido en el servicio hacía cuestión de minutos.
Flashback.
— Oh... — Kyungsoo sonrió sarcásticamente. — Es cierto, casi se me olvidaba que estoy hablando con alguien igual que ese gilipollas. —
Jongin frunció levemente en ceño, y tras varios segundos de silencio, inclinó un poco su cuerpo hacia él. — La diferencia entre él y yo es que yo no juego con la comida que me gusta. —
Kyungsoo, molesto por su actitud, acabó por empujarlo y de esta manera pudo salir de allí. — Te lo repetiré una vez más, no te equivoques conmigo. — comentó con firmeza a medida que veía cómo Jongin se acercaba a él. — Lárgate de aquí si es lo que deseas, ve a disfrutar al puto Caribe y fóllate todas las noches a tíos y tías diferentes, es lo que querías, ¿no? Ser rico y joven. Lo único que te pido es que no sientas lástima en ningún momento incluso si (__) y yo morimos. —
Jongin, aparentemente malhumorado, sujetó a Kyungsoo por el cabezón de su jersey y lo atrajo hacia él de malas maneras.
— ¿Qué? ¿Me vas a golpear aquí? ¿Justo en este momento que alguien puede entrar y...
Kyungsoo no terminó de decir lo que quería cuando un grito proveniente de Jongin silenció su voz de inmediato. — ¡Cállate! — lo empujó, causando que Kyungsoo chocase con una serie de lavabos que disponían de un amplio espejo. — Tú, tú y (__) me importais una puta mierda, ¿entiendes? No voy a sentir lástima por dos ratas como vosotros, así que cállate, cállate la boca. — declaró rápidamente, sin embargo, él aún no rompía aquella posición.
Jongin, aún con un sereno semblante, recorrió y memorizó aquel espectacular rostro, especialmente esos labios sumamente gruesos y característicos. Él, con el mayor descaro del mundo, acortó la distancia aún más y se atrevió a rozar y tocar los labios ajenos con los suyos. Lo besó tranquilamente como si nada estuviera sucediendo.
Kyungsoo correspondió atrevidamente, empujándolo hacia atrás hasta que su espalda tuviera contacto con la pared. Entonces, allí le dio punto y final a la situación. Jongin separó ambos labios con una sonrisa que incluso mostró sus blanquecinos dientes.
— ¿Vas a matarme? — susurró.
— Sólo estoy demostrándote quién es el que manda.
Kyungsoo le había quitado el arma de fuego a Jongin, con la misma que estaba apuntándole el estómago. Jongin levantó las manos y dejó que el contrario se marchara, mismo momento que su sonrisa se apagó.
Tras ello, Jongin siguió con sus planes y fue hacia el lugar donde podría pasar sin problemas de detención, cosa que hizo rápidamente y lo que le permitió la entrada a tomar el avión que lo llevaría lejos de allí. No obstante, el moreno se detuvo frente a unos enormes ventanales que lucían un hermoso paisaje. Por otra parte, Kyungsoo consiguió huir y encontrar un motel barato para no levantar sospechas, además, pagó en efectivo.
La casa del bosque.
Sentía frío, el suelo estaba húmedo. El olor era agradable, árboles, césped mojado, petricor. No podía hablar, su boca sabía a plástico. Ciertos mechones de su cabello estaban pegados a su piel, ¿sudor? No, escocía, eran heridas, sangre. El sonido era satisfactorio, llovía.
— ¡(__)! ¡Despierta! ¡Te he preparado el desayuno!
Ella abrió los ojos y vio a su amigo Kyungsoo acercarse a ella. — ¡Mhm! —
— ¿(__)? ¿No quieres comer? ¿No tienes frío?
Kyungsoo dejó el desayuno en la mesita de noche y luego abrió las ventanas, dejando entrar un aire gélido. Volvió a acercarse a su amiga y la arropó, pero por alguna razón sentía mucho más frío, sus pies estaban congelados y los dedos de sus manos lucían grisáceos. (__) comenzó a asustarse y palpó con manos temblorosas su boca, pero no tenía. No podía gritar, no podía hablar. Kyungsoo permaneció inmóvil sentado a la orilla de la cama, parecía más pálido de lo normal.
La voz de su madre apareció, reía en la lejanía. — Eres débil... y tan patética como tu padre. Debiste haberlo matado, porque ahora es él quién te quiere matar. Park Chanyeol es tu objetivo... ¡Despierta! —
(__) abrió los ojos de inmediato. Había vuelto a suceder, había vuelto a soñar algo desagradable. La joven estaba en el suelo, tumbada sobre una manta, tenía una cinta adhesiva en la boca y sus manos y pies estaban sujetados con bridas de plástico, hacían daño y alrededor de éstas habían restos de sangre de los numerosos intentos de forzar la libertad.
Habían pasado días, pero no sabía cuántos. Personas desconocidas le traían comida y otras la acompañaban al servicio cumpliendo un horario establecido. Sin embargo, esta vez fue diferente, la puerta se abrió como de costumbre a la misma hora, y la tenue luz ingresó en aquella oscura y húmeda habitación. Aquella persona se apoyaba en un bastón que (__) logró divisar a duras penas, pero diferenció que era de alta calidad, al igual que sus zapatos e indumentaria. Se agachó con torpeza y sujetó el rostro de la joven con una sola mano, acción que consiguió un desagradable escalofrío en la fémina.
Ella desplazó la mirada hacia arriba y el ajeno ya estaba mirándola. Por alguna razón, (__) tembló y su mirada no parecía la de siempre.
Aquellas manos masculinas, aquel olor... era él. (__) lo reconoció rápidamente, pero su estado mental y físico no reaccionaban debidamente.
— A... ayúdeme. — susurró tiritando.
Chanyeol la miró sorprendido, ¿qué estaba sucediendo? ¿Por qué estaba mirándole de esa manera? Justo en ese momento, su mirada localizó heridas, sangre, ropa gastada y una mala alimentación al igual que malas condiciones de salud. El alto se levantó con cuidado y se dirigió hacia uno de sus hombres.
— Dejé bien claro que la quería viva, ¿¡por qué está en esas malditas condiciones!? ¿¡Acaso no hay una mísera cama aquí!? ¿¡No sabéis cocinar!? Quiero que todos vosotros salgan de esta casa, haced guardia en la puerta principal y en los alrededores, día y noche, no me importa si está diluviando, ¡vamos!
Aquellos enchaquetados obedecieron y en cuando eso pasó, Chanyeol suspiró. Volvió a mirar a (__), se acercó nuevamente a ella y le quitó las bridas de manos y pies, estaba seguro que no podía ni siquiera mantenerse en pie, así que la ayudó a levantarse.
— Han pasado sesenta días, (__).
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RUN | Chanyeol y tu | 🔞
FanfikceSexo, acciones ilegales, asesinatos, violencia y contrabando. ¿Cómo una chica normal se verá envuelta en este lío? Siempre recordó las últimas palabras de su madre antes de fallecer: "Nunca pares de correr"